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El cambio climático es considerado en la actualidad como el principal desafío de la humanidad, según la Organización de las Naciones Unidas. El organismo afirma que los efectos del cambio climático nos afectan a todos y no solo pasa por el aumento del calor por lo que, si no se toman medidas drásticas desde ya, será mucho más difícil y costoso adaptarse a sus efectos en el futuro.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud advierte que el cambio climático es la mayor amenaza de la salud mundial que es y será afectada por cambios de impactos directos como las olas de calor, sequías, tormentas fuertes y el aumento del nivel del mar, y por cambios de impactos indirectos como enfermedades de las vías respiratorias y las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y desplazamientos forzados.
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Un refugio contra el calor
Estas alertas se multiplican año a año y desde la Organización Mundial de la Salud señalan que los daños en la salud, causados por el calor, se pueden predecir y prevenir en gran medida mediante políticas e intervenciones específicas en materia de salud pública y que abarquen varios sectores. Al respecto es que un invento de investigadores de la Universidad de Harvard está dando mucho de qué hablar.
Se trata de Polinature, un económico refugio climático inventado por los arquitectos Belinda Tato y José Luis Vallejo. Se trata de una estructura que puede ensamblarse fácilmente en lugares sin árboles y que utiliza andamios, macetas y placas solares con el fin de recrear un espacio en donde exista un calor mucho menor y permita la circulación de aire fresco.
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Los profesionales de la Universidad de Harvard explican que este prototipo se puede montar en un par de días y tiene como finalidad, además de generar un espacio para combatir al calor, atraer a polinizadores cuya existencia está en peligro en las ciudades donde ya no hay árboles y se utilizan pesticidas.
El Polinature tiene una altura superior a los tres metros y medio y además de los elementos señalados anteriormente, posee burbujas blancas y naranjas. Las primeras se encargan de suministrar sombra y las otras se inflan y ofrecen brisas de aire. Además, en las macetas se utilizan especies que pueden atraer a los polinizadores y toda la estructura posee sensores para medir la humedad, el calor interno, la radiación solar y la calidad del aire, entre otros parámetros.
Los investigadores señalan que el próximo paso será analizar todos los datos recopilados para ver su viabilidad, realizar ajustes y mejorarlo. De todos modos, Vallejo señala que quienes se sitúan dentro de este refugio climático se encuentran con una temperatura de hasta cinco grados menos que fuera de él. Este prototipo abre muchas posibilidades y líneas de investigación mientras el cambio climático sigue preocupando a la humanidad.
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