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Las distorsiones cognitivas son patrones de pensamiento erróneos o irracionales que pueden afectar negativamente nuestra percepción de la realidad y nuestro bienestar emocional. Estos pensamientos distorsionados son comunes y pueden influir en cómo interpretamos los eventos cotidianos, nuestras relaciones y nosotros mismos. En este artículo, exploraremos qué son las distorsiones cognitivas, cómo se manifiestan y qué estrategias existen para manejarlas.
¿Qué son las distorsiones cognitivas?
El sitio Web Psicólogos manifiesta que las distorsiones cognitivas son errores sistemáticos en el procesamiento de la información que nos llevan a interpretar la realidad de manera negativa y distorsionada. Estos patrones de pensamiento pueden provocar y perpetuar estados de ánimo negativos, como ansiedad, depresión y baja autoestima.
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Algunos tipos de distorsiones cognitivas
- Pensamiento de todo o nada: Calificar la realidad en términos extremos, sin admitir términos medios. Por ejemplo, pensar que "las personas son buenas o malas" y valorar las situaciones como "blanco o negro".
- Sobregeneralización: Extraer una conclusión general a partir de un hecho aislado. Un ejemplo es pensar “Todos los hombres son iguales. Nunca más volveré a fiarme de un hombre”.
- Abstracción selectiva: Centrarse en un aspecto negativo de una situación, ignorando los aspectos positivos. Un ejemplo sería recibir muchos elogios pero centrarse solo en una crítica.
- Magnificación / minimización: Exagerar los propios errores o problemas y minimizar los logros o aspectos positivos. Por ejemplo, hacer de un pequeño error un gran problema.
- Lectura del pensamiento: Asumir saber lo que otros están pensando sin pruebas. Por ejemplo, “Aquel grupo me está mirando, seguro que están hablando mal de mí”.
- Adivinación del futuro: Predecir situaciones futuras de forma negativa. Un ejemplo sería "sé que no conseguiré ese trabajo" antes de la entrevista.
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Las distorsiones cognitivas son patrones de pensamiento que pueden distorsionar nuestra percepción de la realidad y afectar nuestro bienestar emocional. Aprender a identificarlas y manejarlas puede mejorar significativamente nuestra salud mental y calidad de vida. Con la práctica y si es necesario, la ayuda profesional, es posible superar estos pensamientos distorsionados y desarrollar una perspectiva más equilibrada y saludable.
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