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La manera en que interpretamos lo que nos sucede diariamente depende en gran medida de nuestros patrones de pensamiento. Estos patrones, conocidos como sesgos cognitivos, influyen en nuestras emociones y pueden, sin darnos cuenta, robar nuestra paz mental y felicidad. La psicóloga Jullie Smith, quien se especializa en salud emocional, señala que identificar y trabajar estos sesgos es fundamental para mantener un bienestar estable. A continuación, exploramos seis pensamientos comunes que afectan nuestro estado de ánimo y qué podemos hacer para manejarlos mejor.
- “Hace tiempo que no me llaman, seguro caigo mal”
Este pensamiento, conocido como el sesgo de “lectura de la mente,” nos lleva a asumir lo que piensan los demás. En este caso, interpretamos la falta de contacto como un rechazo, lo que intensifica nuestras inseguridades. Jullie Smith sugiere que, en lugar de asumir lo peor, recordemos que las personas pueden estar ocupadas o tener sus propios problemas y que no siempre todo gira en torno a nosotros.
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- “Cometí un error, arruiné todo mi futuro”
La sobregeneralización nos hace creer que un solo error desencadena una cadena de consecuencias negativas. Este sesgo es común en situaciones de ansiedad o estrés, cuando nos sentimos vulnerables. Tomar un paso atrás y recordar que un error no define toda nuestra vida es esencial para enfrentar este tipo de pensamientos.
- “Yo nunca haría eso, así que a él no le importo”
El pensamiento egocéntrico aparece cuando juzgamos las acciones de los demás con nuestros propios estándares. Al asumir que los otros deberían comportarse como lo haríamos nosotros, creamos expectativas poco realistas. Esto puede causar tensiones innecesarias en las relaciones y empeorar nuestro estado de ánimo.
- “Me siento culpable, así que debo ser una mala persona”
El razonamiento emocional toma las emociones como verdades absolutas. Si nos sentimos culpables o fracasados, el cerebro busca información que refuerce esta percepción, ignorando lo positivo. Recordar que las emociones no siempre reflejan la realidad puede ayudarnos a no caer en este sesgo.
- “Siempre debo hacer todo perfecto”
Este pensamiento, alimentado por expectativas irreales como “debo” o “tengo que,” nos somete a una autoexigencia constante. Según los expertos, esta mentalidad de perfeccionismo afecta profundamente nuestra autoestima, ya que nos hace sentir insuficientes si no alcanzamos estos ideales.
- “Si no estoy perfecta, no salgo de casa”
El pensamiento dicotómico o polarizado nos hace ver el mundo en blanco y negro, sin términos medios. Esto nos lleva a reacciones extremas, ya que no consideramos matices en nuestras decisiones y percepciones. Buscar una perspectiva más equilibrada permite que tomemos decisiones más reflexivas y menos impulsivas.
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¿Cómo combatir estos pensamientos?
Identificar estos sesgos es el primer paso. La psicóloga Jullie Smith, recomienda observar nuestros pensamientos en los momentos de estrés o tristeza, analizándolos desde una perspectiva más neutral. Cambiar la manera en que interpretamos las situaciones y tomarnos el tiempo para responder de forma equilibrada es clave para mejorar nuestro bienestar emocional y reducir el poder de estos sesgos en la vida diaria, ayudándonos a vivir con mayor paz y felicidad.