Todos los cuentos de Mara Romero que forman Navaja verde o negra crecen cuando pensamos en la cantidad de mujeres que viven el infierno de las prisiones de nuestro país. “Mi corazón es tan frágil que se muere a diario”. Cada historia de este libro, publicado por Penguin Random House con el sello Suma, en abril de 2025 en México, se desarrolla en los límites de la vida y la muerte, la esperanza y la derrota, las paredes de una celda y el patio donde pasan lista. Claro, algunos empiezan en las calles, las carreteras o habitaciones donde no entra la luz por las ventanas.

“Matar y morir no es tan difícil como se cuenta”, expresa Mara Romero, que nació en Sonora en 1962. Mara es poeta, sin embargo, en este libro deja constancia de que es una gran cuentista, capaz de capturar y expresar con intensidad el patetismo de la vida y las condiciones que definen el momento en que alguien acepta que nació para perder. Navaja verde o negra es un canto a la rabia, a la vida aciaga donde varias mujeres reconocen que están heridas del corazón, del cuerpo y del alma. Cada historia es un gajo negro de una fruta que fue olvidada por la sociedad de todos los tiempos. Sus personajes son prisioneras, antes o después de caer. El desgarramiento que provoca la nula convivencia con los hijos, las define; algunos son niños que llevan a la prisión en un féretro para el último adiós, un adiós que ninguna madre, por dura que haya sido su vida, quiere dar. “Gritaba como un animal herido, como alguien a quien están quemando viva”. Se ve y se siente la miseria, el abuso, el error y el testimonio ineludible de que nadie es perfecto.

Mara Romero imparte talleres de literatura y danza en el penal de Ciudad Obregón. Entrega parte de su vida a las prisioneras para que comprendan que no son desechos humanos. Cada una podría, si se empeñan, recuperar su dignidad, vencer la tentación de cometer delitos, sobrellevar una vida sin emociones. Cada narración le dará a usted una idea de lo que hablo; de cómo muchas veces la esperanza se cambia de ciudad sin avisar. “Para olvidarte de quien eres, hasta comer mierda es bueno”, dicen en el CERESO, y eso da una idea de los conflictos que viven los personajes de cada cuento. Digamos que no es fácil contar el dolor real, ese que desintegra el alma y todo lo vuelve frágil. Romero, con una prosa muy cuidada, lo consigue.

En Navaja verde o negra encontrará usted virtudes difíciles de lograr, sobre todo cuando se trabaja con un estilo limpio como lo hace Mara, dejando que los personajes palpiten, se expresen, nos compartan la crudeza de sus vidas. Es un realismo lacerante, que deja en claro que las prisiones para mujeres requieren de una revisión a fondo, con una actitud humanista real, ese humanismo que no tiene adjetivo y que rescata el sentido de la vida sin detenerse en la historia de las personas. Romero pone ante nosotros a personajes que merecen una oportunidad. Como narradora se mueve libremente por el universo del delito en que las razones de las mujeres para quitarle la vida a un abusón, son posibles. La manera en que las presenta la sonorense, indica que tienen derecho a existir, a vivir con sus hijos y salvarlos del laberinto aterrador que habitan. Cada mujer de este libro es un sueño truncado. La narradora nos comparte el convencimiento de que no se deben dejar solas. Una mujer en prisión sigue siendo una mujer con derecho a la vida. Ya me dirán qué piensan.

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