Jerusalén.— Un año después del fatídico ataque de Hamas en el sur de Israel, Medio Oriente está envuelto en una guerra que no muestra señales de terminar y parece estar empeorando.

La ofensiva israelí de represalia se centró inicialmente en la Franja de Gaza, pero en las últimas semanas se ha enfocado en Líbano, donde los ataques aéreos han dado paso a una incursión terrestre en rápida expansión contra los militantes de Hezbolá, que han lanzado cohetes sobre Israel desde que comenzó la guerra en Gaza. Incluso ayer, Hezbolá afirmó haber lanzado varios a una base militar cerca de Tel Aviv.

Antes, el ejército israelí informó que aviones de combate de la fuerza aérea realizaron incursiones en Beirut contra “objetivos terroristas” pertenecientes a la sede de inteligencia del grupo chiita Hezbolá.

Un comunicado del ejército añadió que los aviones de combate israelíes atacaron también “objetivos terroristas” de este grupo en el sur del Líbano y en el valle de la Bekaa, en el este del país.

Señaló que estos objetivos comprenden instalaciones de almacenamiento de armas y otras “infraestructuras terroristas”.

Además, el ejército israelí ordenó este lunes la evacuación forzosa de las costas libanesas al sur del río Awali, ubicado a más de 50 kilómetros de la frontera entre Israel y Líbano. El próximo en la mira de Israel parece ser su archienemigo Irán, que apoya a Hamas, Hezbolá y otros militantes antiisraelíes en la región. Tras resistir un bombardeo masivo de misiles iraníes la semana pasada, Israel ha prometido responder. El conflicto en escalada corre el riesgo de provocar una mayor participación de Estados Unidos, así como de militantes respaldados por Irán en Siria, Irak y Yemen.

También ayer los rebeldes chiitas hutíes de Yemen reivindicaron dos nuevos ataques con sendos misiles y “varios drones” contra Tel Aviv y el puerto de Eilat y aseguraron que “alcanzaron sus objetivos con éxito”.

“El misil superficie-superficie lanzado desde Yemen fue interceptado exitosamente” por la fuerza aérea, indicó un comunicado del ejército israelí. Periodistas de AFP pudieron escuchar una explosión muy distante.

Cuando Hamas lanzó su asalto el 7 de octubre de 2023, llamó al mundo árabe a sumarse a una campaña concertada contra Israel. Si bien los combates se han extendido, Hamas y sus aliados han pagado un alto precio.

Las fuerzas del grupo han sido diezmadas, su bastión de Gaza ha sido reducido a un caldero de muerte, destrucción y miseria, y los principales líderes de Hamas y Hezbolá han muerto en audaces ataques. Aunque Israel parece estar ganando ventaja militarmente, la guerra también ha sido problemática para el primer ministro Benjamin Netanyahu.

Decenas de rehenes israelíes languidecen en cautiverio de Hamas y, un año después de que Netanyahu prometiera aplastar al grupo con una “victoria total”, los remanentes del grupo siguen combatiendo en algunos sectores de Gaza. La ofensiva en el Líbano, descrita inicialmente como “limitada”, crece día a día. Una colisión total con Irán es posible.

Sobre los rehenes, Hamas dijo ayer que la situación de los israelíes retenidos en la Franja de Gaza es “muy difícil”. “Decimos [a los israelíes] que habrían podido recuperar vivos a todos sus rehenes hace un año (...), la situación de los rehenes restantes, sicológica y de salud, se ha vuelto muy difícil”, detalló su portavoz Abu Obeida, en un video.

El brazo armado del movimiento islamista palestino Hamas declaró que librará una “larga batalla de desgaste” contra Israel, un año después de su letal ataque del 7 de octubre. “Nuestra elección es seguir con el enfrentamiento en una batalla de desgaste larga, dolorosa y costosa para el enemigo”, afirmó Obeida, portavoz de las brigadas Ezedin al Qassam.

Netanyahu prometió a sus conciudadanos cumplir los objetivos de la guerra contra Hamas en Gaza fijados por su gobierno, en un mensaje en televisión difundido durante el primer aniversario del 7 de octubre. “Definimos los objetivos de la guerra y estamos en vías de alcanzarlos: derrocar a Hamas [en Gaza], traer a casa a todos los rehenes, tanto los vivos como los muertos. Se trata de una misión sagrada y no nos detendremos hasta conseguirlo”, declaró. Como parte de esta “misión sagrada”, el premier citó otros dos objetivos de guerra fijados por el Ejecutivo: “Eliminar cualquier amenaza futura contra Israel desde la Franja de Gaza” y “traer a los habitantes del sur y del norte [del país] de vuelta a sus hogares en condiciones de seguridad”. “Seguiremos luchando”, repitió. “No los abandonaré”, subrayó después, en referencia a los rehenes que siguen cautivos en el territorio palestino. “Seguiremos luchando y juntos ganaremos”, añadió.

Dirigentes expresan su “dolor”

Mientras, dirigentes de todo el mundo expresaron este lunes su “dolor” por los “atroces” ataques cometidos por Hamas contra Israel hace un año y manifestaron su apego a la paz, sin olvidar la situación de los civiles palestinos, por los cuales están previstas varias manifestaciones.

Desde Washington a Tokio, pasando por Londres, el Vaticano, Madrid o Ankara, numerosas declaraciones y manifestaciones de la comunidad judía, y también propalestinas, marcaron el primer aniversario de esa masacre, la más mortífera de la historia reciente de Israel.

En Estados Unidos, el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris pidieron paz en Medio Oriente y el fin de una guerra que podría afectar a las elecciones del 5 de noviembre. También el candidato republicano y exmandatario Donald Trump conmemoró la fecha.

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