La decisión de la presidenta de recorrer el país todo septiembre y concluir la primera etapa en el zócalo el día 5, posee su explicación política motivada por dos vertientes.

En el flanco interno, se trata de atajar de la mejor forma posible los escándalos que golpearon, inclementes, a la cúpula de su partido político. Recurrir a la cercanía implica, también, fortalecer su liderazgo con sus bases. Por último, se trata de llegar con el máximo respaldo a este mes: octubre.

¿Porqué?

Primero, porque la corrupción, las ligas con el crimen y la arrogancia sí están socavando la imagen del partido en el poder.

Pero, segundo, porque desde el flanco externo se imponen en este mes las fechas límite para cumplir las demandas de Estados Unidos.

El poderoso vecino manda a enviados con exigencias privadas. El presidente Trump informa al congreso que su país libra una guerra con organizaciones narco-terroristas, lo que le permitiría usar sus fuerzas armadas para enfrentarlas en territorio extranjero.

En movimiento simultáneo, comienza no una revisión, sino una renegociación del TMEC con consultas y con una diplomacia que busca dividir a Canadá y a México para debilitar sus posturas negociadoras.

Pero ojo: el día 24 se cumple el plazo para pagar el 54% del agua que México debió haber enviado a EU de acuerdo a un tratado que data de 1944. El adeudo es de nada menos que de 2,158 millones de metros cúbicos de agua. Será una gran tensión: con el vecino, pero también con los estados fronterizos.

Seis días después, el 30, se vence el plazo que definirá la tasa arancelaria que se nos impondrá.

La agenda norteamericana pasa por varias coordenadas, la más sensible es la denuncia explícita que se proteja a narcopolíticos.

Probablemente a eso respondan los golpes mediáticos que han exhibido la podredumbre de muchos cuadros dirigentes de Morena. Mediáticos, porque salvo personajes de segundo nivel, no se ha sancionado a nadie de primer rango. A mi juicio, detener el caballo a medio río no tendrá ningún efecto al otro lado del Bravo.

El gran avance está en el freno del tsunami migrante, pero eso será claramente insuficiente.

El manual de actuación de Estados Unidos indica que vendrán tres semanas de presiones, filtraciones, amenazas, golpes de mano.

En el tema de impartir justicia a los constructores del primer piso de la transformación, parece que la decisión está tomada: no se tocará a nadie.

Por eso se ha apresurado el control de todo el aparato de justicia.

Pero esta es una guerra que ya no sólo se juega en el frente interno.

Es una guerra en dos frentes. Y el del norte es muy, muy, muy poderoso.

E impredecible.

@fvazquezrig

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