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El debate sobre la pobreza y el mérito individual volvió al centro de la conversación digital luego de que el youtuber e inversionista Juan de Ávila realizara un experimento callejero que rápidamente se viralizó.
El creador de contenido salió a lavar autos en la vía pública con recursos mínimos para demostrar, según su postura, que cualquier persona puede generar ingresos suficientes en un solo día si está dispuesta a esforzarse.
La dinámica fue transmitida en vivo a través del pódcast Hágale Como Quiera, que conduce junto a José Rodríguez y César Daniel Pérez. Sin capital inicial ni herramientas profesionales, De Ávila ofreció lavados de autos a 150 pesos por unidad, actividad que desarrolló durante varias horas bajo el sol.

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El experimento y la cifra que encendió la discusión
De acuerdo con lo documentado en la transmisión, el influencer trabajó aproximadamente de 10:30 a 15:00 horas, periodo en el que reportó un ingreso total de 2,005 pesos. La cifra fue presentada como evidencia de que el ingreso económico depende principalmente del esfuerzo personal, incluso en condiciones adversas.
Durante el ejercicio, De Ávila reconoció que el trabajo no era cómodo ni sencillo, pero sostuvo que el objetivo era mostrar que existen alternativas inmediatas para obtener dinero. “Es pesado, no es el mejor trabajo del mundo, pero se puede salir adelante”, expresó durante la grabación.
El video pronto acumuló miles de reproducciones en YouTube y otras plataformas, además de una extensa sección de comentarios. Mientras algunos usuarios celebraron la iniciativa y destacaron la cultura del trabajo, otros señalaron que el resultado estuvo influido por su visibilidad como influencer, el apoyo de seguidores y el contexto específico en el que se realizó la actividad.
Críticas, privilegio y el debate estructural
Uno de los principales cuestionamientos fue que el experimento no representa la realidad cotidiana de millones de personas que enfrentan pobreza estructural. Diversos comentarios subrayaron que un ingreso de un solo día no equivale a estabilidad laboral, acceso a seguridad social, atención médica o continuidad económica.
El propio creador reconoció durante la transmisión que contó con ventajas importantes, entre ellas su plataforma digital y el respaldo de personas que acudieron específicamente a apoyarlo. Aun así, defendió su postura al afirmar que el mensaje central era “hacer lo que se pueda con lo que se tiene”.
En un sistema capitalista, la pobreza no puede entenderse únicamente como una decisión individual. Organismos especializados como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han señalado que factores como el acceso desigual a la educación, la informalidad laboral, los bajos salarios y la falta de redes de protección social influyen de manera decisiva en las condiciones de pobreza.
Desde esta perspectiva, el caso de Juan de Ávila reabrió una discusión de fondo: hasta qué punto el esfuerzo personal es suficiente y en qué momento se vuelve indispensable el papel de las políticas públicas y las condiciones estructurales para garantizar oportunidades reales.
El experimento cumplió su objetivo mediático al detonar conversación y polarización. Sin embargo, para muchos usuarios, la polémica dejó claro que un ejercicio aislado no puede explicar un fenómeno social complejo que afecta a millones de personas de manera cotidiana.
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