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Las cerezas, pequeñas, carnosas y de color rojo vibrante, son una fruta refrescante y deliciosa, ideal para almuerzos, meriendas y postres de verano. Su alto contenido en nutrientes, antioxidantes y compuestos bioactivos las convierte en un componente valioso de una dieta equilibrada. Ricas en vitaminas A, B1, B2, B3, B6, B9, C y E, las cerezas también son una fuente de hidratos de carbono, principalmente azúcares simples como fructosa, glucosa y sacarosa. Estos azúcares naturales proporcionan una rápida fuente de energía, lo que hace de las cerezas un excelente snack para aumentar los niveles de energía durante el día.
A pesar de su dulzura, las cerezas tienen un valor calórico moderado, lo que permite su consumo sin preocupación excesiva por el aumento de peso cuando se ingieren con moderación. Contrario a la creencia popular, las cerezas no son perjudiciales para las personas con diabetes. De hecho, según el portal Medical News Today, las frutas deben formar parte de la dieta de una persona con diabetes, y las cerezas no son una excepción. Diabetes UK recomienda que las personas con diabetes consuman cinco porciones de frutas y verduras diarias, y 14 cerezas corresponden a una porción de fruta. Además, Mayo Clinic destaca que comer cerezas puede estar asociado con un menor riesgo de ataques de gota.
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Uno de los principales beneficios de las cerezas es su alto contenido en antioxidantes, en particular las antocianinas, que poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estos compuestos contribuyen a la salud cardiovascular al mejorar la función de los vasos sanguíneos y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Las cerezas también pueden mejorar la calidad del sueño debido a su contenido en melatonina, una hormona que regula los ciclos de sueño-vigilia y puede ayudar a combatir el insomnio. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, no todas las personas deben consumir cerezas.
¿Quiénes no pueden consumir cerezas?
Entre las principales razones para evitar el consumo de cerezas se encuentra la alergia a la proteína LTP. Las personas con alergia a esta proteína, presente en alimentos de origen vegetal y frutas, pueden experimentar síntomas como picazón, hinchazón, dificultades respiratorias o incluso shock anafiláctico al consumir cerezas. Esta alergia puede ser particularmente grave y requiere evitar el consumo de cerezas y otros alimentos que contengan LTP.
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Además, las cerezas no están recomendadas para personas con insuficiencia hepática o renal. Estos pacientes deben reducir la ingesta de potasio, y dado que las cerezas contienen cantidades elevadas de este mineral, su consumo debe ser limitado. El exceso de potasio puede ser perjudicial para aquellos con función renal o hepática comprometida, ya que sus cuerpos no pueden procesar eficientemente este mineral.
Finalmente, las personas con problemas digestivos deben tener precaución al consumir cerezas. Contienen un compuesto llamado sorbitol, que puede causar malestar estomacal y diarrea si se consumen en exceso. Además, aquellos con alergia al látex pueden experimentar reacciones alérgicas a las cerezas, ya que contienen proteínas similares al látex. Según la nutricionista Raquel Arranz, estas reacciones pueden incluir síntomas como hinchazón y problemas respiratorios, por lo que es importante que estas personas eviten el consumo de cerezas.