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Detectar un bulto duro en el cuerpo de un perro puede generar preocupación en sus dueños. Aunque no todos los bultos son graves, es fundamental actuar con rapidez y buscar atención veterinaria para determinar su origen y garantizar la salud del animal.
Según Marta Sarasúa, ATV y etóloga especializada en modificación de conducta, los bultos en perros pueden ser de diversa naturaleza: quistes, abscesos, lipomas (acumulación de grasa), infecciones localizadas o incluso tumores malignos. El diagnóstico temprano es clave para determinar si se trata de una lesión benigna o si requiere tratamiento más agresivo.
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- Tumores malignos y benignos: Los tumores malignos, como carcinomas u osteosarcomas, pueden ser preocupantes, aunque los tumores benignos, como lipomas, son más comunes. Factores como un crecimiento rápido o un color anormal podrían indicar mayor gravedad.
- Abscesos: Acumulaciones de pus debido a infecciones, que pueden endurecerse con el tiempo. Suelen ser consecuencia de heridas, mordeduras u objetos extraños incrustados en la piel.
- Quistes: Formaciones con contenido líquido o sólido que aunque generalmente benignos, deben ser evaluados por un veterinario.
Reacciones inflamatorias: Los bultos pueden ser una respuesta del cuerpo a infecciones, alergias o incluso a vacunas subcutáneas.
Linfonodos inflamados: Los ganglios linfáticos pueden aumentar de tamaño como respuesta a infecciones o patologías, aunque su función es normal y vital en el sistema inmunológico del perro.
Qué hacer al encontrar un bulto
- Inspección inicial: Palpar cuidadosamente el bulto para observar si genera dolor, si está caliente o si presenta cambios en el color de la piel.
- Evitar manipular demasiado: Es importante no presionar ni intentar reventar el bulto, ya que podría empeorar la condición o causar infecciones.
- Consultar al veterinario: Llevar al perro a un profesional para que realice un examen físico y si es necesario, pruebas como biopsias, citologías o análisis de sangre. Estas permiten analizar las células del bulto y establecer un tratamiento adecuado.
Tratamiento
- Extirpación quirúrgica: En casos de tumores o quistes que causen molestias o riesgos.
- Antibióticos y drenaje: Para tratar abscesos e infecciones.
- Terapias específicas: Como quimioterapia o medicación para tumores malignos.
Mantener un control regular con el veterinario, junto con una buena alimentación y cuidados generales, puede ayudar a detectar problemas de salud a tiempo. Además, es fundamental prestar atención a cualquier cambio en la piel o el comportamiento del perro.
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Un bulto no siempre es motivo de alarma, pero nunca debe ignorarse. Actuar de forma responsable garantiza una mejor calidad de vida para nuestras mascotas.
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