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La empresa de ingeniería genética Colossal Biosciences ha dado un paso sin precedentes al revivir a los Canis dirus, conocidos popularmente como lobos terribles, una especie extinta desde hace 13,000 años.
Estos antiguos carnívoros coexistieron con el lobo gris durante aproximadamente 90 milenios, antes de desaparecer abruptamente con el fin de la última glaciación.
Para lograr este hito, los investigadores extrajeron material genético de dos fósiles claves: un diente hallado en Ohio con una antigüedad de 13,000 años y un hueso del oído interno encontrado en Idaho, datado en 72,000 años. A partir de estos fragmentos se obtuvo una cobertura genética nunca antes lograda (más de 500 veces superior a estudios previos), lo que permitió identificar 15 genes clave que daban forma a las características físicas y de comportamiento del lobo terrible.
Estos genes fueron editados e insertados en células del lobo gris moderno utilizando una técnica avanzada de transferencia nuclear. Así, mediante vientres sustitutos, nacieron los primeros ejemplares clonados: Rómulo y Remo, en octubre de 2024, y Khaleesi, a inicios de este año.

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¿Qué es el "lobo terrible" y por qué se extinguió?
Lejos de su nombre de fantasía, los lobos terribles eran auténticos titanes del reino animal. Aunque compartían similitudes físicas con el lobo gris, medían cerca de 80 cm de altura al hombro y pesaban hasta 80 kg, se diferenciaban por su estructura más robusta, patas más cortas y un cráneo diseñado para ejercer poderosas mordidas.
Su comportamiento también los distinguía: científicos sugieren que actuaban en manadas extensas, cazando presas gigantes del Pleistoceno como mastodontes, perezosos terrestres y caballos salvajes, o bien desplazando a otros depredadores para robarles sus presas, en una estrategia similar a la de las hienas africanas.
Su hábitat abarcaba desde zonas de matorrales y pastizales de alta montaña hasta bosques tropicales y de coníferas.
En México, se presume que fueron comunes en áreas elevadas, cazando en grupo y adaptándose a distintos ecosistemas con gran eficiencia, esto de acuerdo con National Geographic y con el sitio de Biodiversidad Mexicana.
Lo que resulta más intrigante de la historia del lobo terrible es que, a diferencia de otras especies que mostraban signos de decadencia antes de extinguirse, los últimos ejemplares de Canis dirus parecían estar en una etapa favorable de alimentación. Según estudios recientes, sus dietas incluían mayores proporciones de carne fresca y menos tejido óseo, lo que indica que cazaban con éxito hasta sus últimos días.

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Este comportamiento contradice la idea de que murieron por escasez de alimento o debilidad biológica, lo que ha llevado a nuevas hipótesis. Algunos expertos sugieren que fueron víctimas de un colapso ecológico más amplio o de la competencia con especies más adaptables, como el lobo gris o incluso los primeros humanos que colonizaron América.
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