A un costado de la entrada a Marabunta, se expone un mural con collages elaborado en conjunto con estudiantes de fotografía de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) que visibiliza las relaciones entre capitalinos y migrantes.
La obra tiene como fin provocar la reflexión y el diálogo de los viandantes que atraviesan por el número 485 de la avenida Miguel Ángel de Quevedo, en la alcaldía Coyoacán, con respecto a la movilidad, la migración, los trayectos y la empatía al retratar las distintas realidades de cada persona.
Marabunta es, en palabras de su cofundador Juan Carlos Narváez Gutiérrez, “una barra de café de especialidad y también una librería”, que se singulariza por ofrecer una variedad de aproximadamente quinientas editoriales independientes, entre mexicanas y extranjeras.

Lee también: “El libro es la memoria viva de la humanidad”: la librería que sobrevivió a la pandemia de Covid-19
El proyecto emergió un 12 de diciembre de 2014, pese a que, acota Narváez, no son precisamente guadalupanos. Si por algo sobresale este lugar, juzga el sociólogo de profesión, es debido en gran medida a la curaduría que realizan en cuanto a la selección de libros de literatura (narrativa, cuento y poesía), así como ciencias sociales.
“Tenemos un catálogo amplio que tiende hacia la sociología, la antropología, las ciencias políticas. Incluso encuentras aquí textos que son difíciles de catalogar, que son más bien multidisciplinarios”, asevera.
“También tenemos una sección de género, donde tratamos de traer autores y autoras de Colombia, Argentina, España, etcétera. Algunos son escritos académicos, otros de divulgación o que están a caballo entre ambos”, añade.

Lee también: “Paga con poesía”: la inusual propuesta de este lugar que debes conocer
Por su ubicación, una zona con variedad de librerías, si bien se pensaría que estarían enfrentados en lid por la competitividad, Narváez expone que es todo lo contrario; con algunas inclusive han llevado a cabo colaboraciones.
“Nos encontramos ubicados en un circuito de librerías muy grandes: Gandhi y el Sótano, con quienes no tenemos nada para competir ni tampoco nos interesa hacerlo”, precisa.
La apuesta de Marabunta está encauzada a poner en primer plano aquellos libros que no se hallan en esas cadenas. Evidentemente, no se trata de best sellers ni editoriales comerciales o autores con una gran campaña publicitaria detrás.
Con todo, Narváez es consciente de que el proyecto tiene dos dimensiones. Por un lado, subsistir como negocio a través de la barra de especialidad de café junto con alimentos; y por otro, la parte cultural asociada con la venta de libros.

“Es cierto que no se lee en México como se quisiera. Los libros cada vez son más caros, el papel ha subido mucho de precio. Nosotros tratamos de siempre hacer promociones para que las personas puedan acercarse y comprar libros”, considera.
El Salario del Miedo, Elefanta, Sexto Piso, Traficantes de Sueños, Hekht, Antílope, La Voz de la Anarquía, Pepitas de Calabaza, Caja Negra, Bajo Tierra, Grano de Sal, Cuenco de Plata, Rizoma. Además de su ingenio, estos nombres conforman parte de la oferta editorial de Marabunta, proveniente de Iberoamérica.
“Tiene que haber más espacios de este tipo. Somos un lugar que, si bien no es un contrapeso, sí hace una contranarrativa (antiinmigrante y xenofóbica discriminatoria) de lo que vemos con un Trump o un Milei”, sostiene Narváez.