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El Principito, la célebre obra de Antoine de Saint-Exupéry, es más que un libro infantil. Detrás de sus páginas se esconden historias y simbolismos que pocos conocen, revelando aspectos íntimos de su autor y del contexto en el que fue escrito.
Una amistad en tiempos de guerra
La dedicatoria del libro, dirigida a Léon Werth, es una clave importante para entender el trasfondo de El Principito. Werth, periodista y escritor francés, era judío y vivía escondido durante la ocupación nazi en Francia. Su amistad con Saint-Exupéry fue un refugio en tiempos de incertidumbre y peligro. En el libro, Saint-Exupéry justifica la dedicatoria a Werth, una "persona mayor", debido a su comprensión y bondad, ofreciendo una ventana a la profundidad de su relación.
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Reflexiones sobre la Guerra
Escrito en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, El Principito es también una alegoría de las experiencias de Saint-Exupéry como piloto militar. La lucha entre la inocencia del niño y las preocupaciones del adulto puede interpretarse como un reflejo del conflicto bélico. Saint-Exupéry, quien experimentó de primera mano los horrores de la guerra, utiliza al principito como un símbolo de esperanza y pureza en un mundo devastado por la violencia.
Personajes inspirados en su vida
Muchos de los personajes de El Principito están inspirados en personas reales de la vida de Saint-Exupéry. Se cree que la rosa, a la que el principito cuida y ama, representa a Consuelo, la esposa del autor, con quien tuvo una relación tumultuosa pero apasionada. El zorro, que enseña al principito sobre la importancia de los vínculos, podría ser un reflejo de la filosofía de Saint-Exupéry sobre la amistad y la conexión humana.
Un retrato del autor
El narrador de la historia, un piloto que se estrella en el desierto, es un alter ego de Saint-Exupéry. Antes de escribir El Principito, el autor sufrió un accidente similar en el desierto del Sahara en 1935, una experiencia que marcó profundamente su vida y se convirtió en una metáfora de la búsqueda de sentido y conexión en un mundo aislado.
La melancolía del exilio
Escrito durante el exilio de Saint-Exupéry en Estados Unidos, El Principito también es una obra cargada de melancolía. El escritor, lejos de su tierra natal y de los seres queridos, volcó en el libro sus sentimientos de pérdida y añoranza. Las reflexiones del principito sobre su planeta, sus tres volcanes y su rosa, reflejan el deseo de Saint-Exupéry de regresar a su hogar, a pesar de las dificultades.
El misterio de su desaparición
La desaparición de Saint-Exupéry en 1944, durante una misión de reconocimiento, añade un aura de misterio a El Principito. La incertidumbre sobre su destino final ha llevado a interpretaciones que ven en el final del libro una premonición de su propia muerte, convirtiendo su obra en un legado que sigue resonando en lectores de todas las edades.
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De este modo, El Principito no es solo un cuento para niños, sino un relato profundamente humano que refleja las luchas, esperanzas y amores de su autor. Las historias ocultas tras sus páginas ofrecen una comprensión más rica de una obra que continúa encantando al mundo con su mensaje intemporal.
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