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La salud cardiovascular, la diabetes y el cáncer son enfermedades que preocupan a gran parte de la población mundial. Según la Fundación Española del Corazón (FEC), un alto porcentaje de los españoles mayores de 18 años presentan niveles de colesterol peligrosamente altos, en gran medida debido a dietas inadecuadas ricas en grasas saturadas. En este contexto, el cambio de estilo de vida, incluyendo una alimentación equilibrada, es fundamental. Entre las muchas verduras que pueden contribuir a mejorar la salud, destaca una en particular por sus impresionantes beneficios nutricionales: el kale.
¿Qué beneficios tiene el kale?
El kale, una variedad de col perteneciente a la familia de las crucíferas, se ha ganado el apelativo de "superverdura" gracias a su alto contenido de nutrientes esenciales. Originario del este de Europa y Asia Menor, el kale ha sido cultivado durante más de 2,000 años y es conocido por sus hojas verdes oscuras y rugosas, características que indican su riqueza en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.
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El kale es una excelente fuente de vitaminas C y K, ácido fólico, beta-caroteno y luteína. Además, se destaca por su alto contenido de calcio y hierro, superando incluso a alimentos tradicionalmente conocidos por estos minerales. Por ejemplo, 100 gramos de kale contienen aproximadamente 150 mg de calcio, mientras que la misma cantidad de leche aporta alrededor de 125 mg. Además, una taza de hojas de kale cocidas proporciona unos 80 mg de vitamina C, una cantidad comparable a la de una naranja.
Kale y la prevención de enfermedades
El kale no solo es nutritivo, sino que también ha demostrado ser un poderoso aliado en la prevención de diversas enfermedades. Su consumo regular se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades del corazón, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Esto se debe en gran medida a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, así como a su capacidad para reducir los niveles de colesterol.
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El kale actúa como secuestrador de bilis en el estómago, promoviendo la síntesis de ácidos biliares en el hígado y evitando la reabsorción del colesterol. Su alto contenido de fibra también contribuye a la reducción del colesterol total (LDL). Además, estudios han mostrado que las hortalizas no feculentas, como el kale, pueden reducir el riesgo de cáncer de boca, faringe y laringe.
Cómo incorporar el kale en la dieta
Para aprovechar al máximo los beneficios del kale, es importante prepararlo de manera adecuada. Los métodos de cocción que preservan mejor sus propiedades incluyen la parrilla, el vapor, el horno y la sartén con poco aceite. También puede consumirse crudo en ensaladas o batidos, lo que maximiza su contenido de vitamina C.