El , una hierba aromática comúnmente utilizada en la cocina mediterránea, ha ganado notoriedad no solo por su sabor distintivo, sino también por sus poderosas propiedades medicinales. Desde la antigüedad, se ha reconocido su capacidad para mejorar la salud cardiovascular, en particular por su habilidad para relajar los vasos sanguíneos, lo que facilita una mejor circulación de la sangre. Esta hierba no solo enriquece los platos culinarios, sino que también puede ser clave para controlar el colesterol y prevenir enfermedades cardíacas.

Uno de los efectos más destacados del tomillo es su capacidad para reducir la presión arterial, lo que se ha confirmado en diversas investigaciones científicas. Un estudio publicado en la revista Plant Foods for Human Nutrition demostró que el consumo de extracto de tomillo en roedores redujo de manera significativa tanto la presión arterial sistólica como la diastólica. Este resultado se atribuye a su efecto relajante sobre los vasos sanguíneos, permitiendo una más fluida y equilibrada, lo que a su vez contribuye a una menor carga sobre el corazón.

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Además de su impacto directo en la presión arterial, el tomillo también es un aliado natural para el control del colesterol. Su consumo regular, especialmente en forma de infusión, ayuda a equilibrar los niveles de colesterol en sangre, lo que reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares a largo plazo. Este efecto se debe en parte a los polifenoles presentes en la planta, que actúan como potentes antioxidantes, protegiendo las células del daño que los radicales libres pueden ocasionar.

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La capacidad antioxidante del tomillo ha sido otro de sus grandes atributos. Según un estudio publicado en Oxidative Medicine and Cellular Longevity, los antioxidantes presentes en el tomillo no solo protegen el sistema cardiovascular, sino que también ayudan a combatir el envejecimiento celular, lo que reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Estos beneficios lo convierten en un excelente complemento para una dieta saludable y equilibrada.

Preparar una infusión de tomillo es una forma sencilla de aprovechar todos sus beneficios. Solo necesitas un puñado de hojas de tomillo fresco y una taza de agua. Tras hervir el agua, se añaden las hojas de tomillo y se dejan infusionar durante unos minutos. Al colar el té, se puede añadir miel, limón o jengibre para mejorar su sabor y potenciar sus propiedades.

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