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Las almendras, conocidas por su sabor distintivo y propiedades nutricionales, se han consolidado como uno de los frutos secos más populares y recomendados por los expertos en nutrición. Aunque pueden ser ligeramente amargas, su aroma intenso y su capacidad para realzar sabores las hacen irresistibles en diversas preparaciones culinarias.
Según la Fundación Española de Nutrición, las almendras tienen un origen que se remonta a los antiguos cultivos en Asia, desde donde se extendieron a Roma y posteriormente por toda Europa y América. Hoy en día, estos frutos secos se cultivan en regiones cálidas con veranos largos y soleados, lo que favorece su producción a gran escala.
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Una de las razones principales para consumir almendras es su impresionante perfil nutricional. Por cada 100 gramos de almendras, se obtienen aproximadamente 589 calorías, 4,5 gramos de ácidos grasos saturados, 5,7 gramos de carbohidratos, 24 gramos de proteínas, 11,4 gramos de fibras, 6 gramos de potasio, 4 gramos de fósforo, 2 gramos de calcio y 24,9 miligramos de vitamina E.
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Consumir almendras a diario puede ser una decisión sabia para quienes buscan mejorar su salud cardiovascular y regular los niveles de azúcar en sangre. Un estudio de la Universidad Tufts de Estados Unidos demostró que consumir un puñado de almendras al día ayuda a prevenir enfermedades del corazón, gracias a su contenido en magnesio, fibras, potasio y vitamina E. Estos nutrientes favorecen la absorción del colesterol HDL (bueno) y previenen la adhesión del colesterol LDL (malo) a las arterias.
Un aspecto interesante de las almendras es su capacidad para combatir el envejecimiento. Ricas en antioxidantes, ayudan a revertir los efectos del estrés oxidativo, uno de los principales responsables del envejecimiento prematuro. No obstante, es importante destacar que la mayoría de los antioxidantes se encuentran en la cáscara de las almendras, por lo que es recomendable consumirlas enteras para maximizar sus beneficios.
Además de ser deliciosas, las almendras son versátiles en la cocina. Pueden consumirse solas o añadirse a ensaladas, batidos y postres. Incluso se pueden combinar con otros frutos secos para crear mezclas nutritivas. Para mejorar su digestibilidad, es aconsejable remojarlas entre 6 y 12 horas antes de consumirlas, lo cual incrementa la disponibilidad de sus nutrientes.
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