Un tan sencillo como caminar puede ser la clave para un bienestar integral, especialmente cuando se trata de mejorar la calidad del sueño. Esta actividad, accesible y de bajo costo, ha sido subestimada durante mucho tiempo, pero recientes estudios han demostrado que puede tener un impacto significativo en la salud física y mental.

¿Cómo caminar mejora el sueño?

Diversas investigaciones han demostrado que el ejercicio físico regular, incluyendo actividades moderadas como caminar, puede ayudar a las personas a alcanzar un más profundo y reparador. Según la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, aquellos que realizan ejercicio con regularidad logran conciliar el sueño más rápidamente y experimentan periodos más largos de descanso profundo en comparación con quienes llevan una vida sedentaria. Esta mejora en la calidad del sueño no solo se traduce en sentirse más descansado, sino también en una mayor capacidad para afrontar los retos diarios.

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¿Por qué caminar es tan efectivo?

Uno de los motivos por los que caminar ayuda a mejorar el sueño tiene que ver con su capacidad para reducir el estrés y la ansiedad. Al caminar, especialmente al aire libre, el cuerpo libera endorfinas que actúan como relajantes naturales. Estos efectos, al ser acumulativos, permiten que el cuerpo y la mente estén en un estado más relajado al final del día, lo que facilita la transición al sueño.

Además, la actividad física moderada, como caminar, ayuda a regular el ritmo circadiano, el reloj interno que controla los ciclos de sueño y vigilia. Caminar al menos 30 minutos al día, preferiblemente por la mañana o durante la tarde, expone al cuerpo a la luz natural, lo que refuerza este ritmo biológico y mejora la regulación del sueño.

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¿Cuáles son los beneficios adicionales de caminar?

El impacto de caminar no se limita solo al sueño. También fortalece el sistema cardiovascular, ayuda a mantener el peso bajo control y mejora la salud mental. De hecho, caminar tiene un efecto positivo sobre la cognición y puede reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, según un estudio de la Universidad de Maryland. Al caminar, se fortalecen las conexiones cerebrales, lo que contribuye a un cerebro más saludable.

Por otro lado, caminar después de las comidas puede mejorar la digestión y reducir los picos de azúcar en la sangre, lo que no solo contribuye a un mejor descanso nocturno, sino también a una mejor salud metabólica en general.


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