En la búsqueda de pertenencia y conexión, las mujeres desarrollan estrategias conscientes e inconscientes para encajar en relaciones profundas, según lo expone la psicología. Estas dinámicas, que suelen tener raíces en la infancia, buscan garantizar aceptación, reconocimiento y amor, aunque a menudo se construyan sobre patrones que sacrifican partes esenciales de la propia identidad.
Elisenda Pascual Martí, psicóloga experta en bienestar emocional, señala que durante la infancia formamos nuestra autoimagen en función de las experiencias afectivas: “Nacemos programadas para recibir afecto y reconocimiento, pero cuando no se cumplen nuestras necesidades, adaptamos nuestra conducta para encajar en los vínculos que tenemos”. Esto lleva a desarrollar patrones como la complacencia, el silencio o la lucha constante por ser vistas.
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Las cuatro formas de encajar
Según Pascual Martí, las mujeres suelen adoptar uno o varios de estos cuatro patrones de adaptación en sus relaciones:
- Fight (Luchar): Expresar frustración o ira para ser reconocidas.
- Flight (Huir): Evitar conflictos alejándose emocional o físicamente.
- Freeze (Congelarse): Permanecer inmóviles y calladas para evitar rechazo.
- Flatter (Complacer): Adaptarse a las necesidades ajenas para obtener aprobación.
Estas estrategias, aunque útiles para la supervivencia emocional, pueden perpetuar dinámicas poco saludables, limitando la autenticidad y la posibilidad de construir relaciones profundas y equilibradas.
Construir vínculos seguros: la clave para relaciones auténticas
La psicología enfatiza la importancia de rodearse de personas que ofrecen un vínculo seguro, caracterizado por la sensibilidad, la coherencia y la consistencia. Estas cualidades permiten que las mujeres se sientan aceptadas tal y como son, promoviendo relaciones en las que no necesitan “encajar”, sino simplemente existir con autenticidad.
Además, para transformar estas dinámicas, es crucial reflexionar sobre preguntas clave, como:
- ¿Cómo me hablo a mí misma?
- ¿Qué patrones sigo en mis relaciones?
La madurez emocional, según Pascual Martí, implica reconocer que las narrativas internas que dictan cómo debemos comportarnos en una relación no son inmutables. “Es posible reformularlas y a través de un proceso de autoconocimiento, aprender a relacionarnos desde un lugar de seguridad y amor propio”.
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El deseo de pertenecer no debe implicar sacrificar partes de uno mismo. Según la psicología, construir relaciones profundas y significativas requiere autenticidad, límites claros y un entorno emocionalmente seguro. Al dejar atrás los patrones de “encajar”, las mujeres pueden establecer vínculos más genuinos y disfrutar de relaciones que reflejen su verdadero ser.