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Los edulcorantes artificiales, promovidos durante décadas como alternativas seguras al azúcar, están bajo escrutinio científico por sus efectos en la salud humana. Un estudio reciente del Instituto Weizmann de Ciencias, publicado en Cell, revela que estos sustitutos del azúcar no son tan inocuos como se pensaba: pueden alterar el microbioma intestinal y afectar el metabolismo de la glucosa de formas inesperadas.
El microbioma intestinal, compuesto por billones de microorganismos, desempeña un papel crucial en la regulación de procesos metabólicos y en la interacción con los alimentos que consumimos. Según el estudio, liderado por el profesor Eran Elinav, los edulcorantes no nutritivos como la sacarina, la sucralosa, la estevia y el aspartamo alteran la composición y función de estas bacterias, desencadenando efectos metabólicos específicos en cada persona.
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Un experimento pionero
El equipo seleccionó a 120 participantes que no consumían edulcorantes artificiales y los dividió en seis grupos: cuatro recibieron uno de los edulcorantes mencionados, mientras que dos grupos sirvieron como control. Tras dos semanas, se observaron cambios en el microbioma de todos los participantes que consumieron edulcorantes, pero la sacarina y la sucralosa destacaron por su impacto negativo en la tolerancia a la glucosa, un indicador clave de la salud metabólica.
Para verificar estos hallazgos, los investigadores trasplantaron microbiomas de los participantes a ratones libres de gérmenes. Los animales replicaron los patrones metabólicos de sus donantes humanos, confirmando que los cambios en el microbioma eran responsables de las alteraciones observadas.
El estudio destacó que los efectos de los edulcorantes son altamente personalizados, dependiendo de la composición única del microbioma de cada persona. Esto subraya la necesidad de enfoques individualizados al evaluar su seguridad y uso en la dieta.
No obstante, el profesor Elinav advierte que los hallazgos no deben interpretarse como una defensa del consumo de azúcar, que también tiene efectos perjudiciales. En cambio, aboga por más investigaciones a largo plazo para entender las implicaciones completas de estas alteraciones en la salud humana.
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El trabajo del Instituto Weizmann plantea una importante reflexión sobre el uso generalizado de los edulcorantes no nutritivos en alimentos y bebidas. Si bien han sido una solución popular para reducir calorías, sus efectos secundarios en el microbioma y el metabolismo podrían redefinir su papel en la alimentación moderna.