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El pasado 2 de noviembre, cientos de ciudadanos salieron a las calles de Morelia para exigir justicia por el asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde independiente de Uruapan. La movilización, convocada a través de redes sociales, reunió a personas de distintos municipios bajo el lema “Ya basta de abusos y omisiones”.
Sin embargo, la jornada se tornó tensa cuando un grupo de manifestantes irrumpió en el Palacio de Gobierno, donde elementos policiales respondieron con fuerza.
Fue en ese momento cuando Asaid Castro, fotógrafo de 27 años, capturó una de las postales más impactantes de la jornada.

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La fotografía que inmortalizó la rabia y el hartazgo de Uruapan
En entrevista exclusiva con El Universal, Asaid Castro relató cómo vivió aquel momento de adrenalina dentro del Palacio de Gobierno. Recordó que todo ocurrió en cuestión de segundos, cuando los elementos del AROP ingresaron al recinto y él decidió seguirlos para documentar lo que sucedía. Entre empujones, gritos y golpes, logró capturar una fotografía que se volvió viral a nivel nacional.
En ella se observa a un joven siendo reprimido por policías municipales, mientras al fondo una mujer también es sometida. El muchacho, tirado en el suelo y visiblemente enfurecido, levanta el dedo medio hacia la cámara en un gesto desafiante, acompañado por un limón colocado frente a él, símbolo que terminó por dar un poderoso significado a la escena. “Lo primero que pensé fue en retratar su rostro, documentar ese instante de tensión y coraje. Me agaché para tomar la fotografía y justo en ese momento me miró, giró la cabeza y me levantó el dedo. No fue una pose, fue una reacción del momento”, contó.

La imagen se viralizó rápidamente en redes sociales, donde miles de usuarios la interpretaron como un retrato del hartazgo social y la violencia que vive Michoacán.
Castro explicó que el significado va más allá del gesto o del objeto: “El limón, la seña del joven y la mujer del fondo mirando hacia arriba reflejan el enojo, pero también la fuerza de quienes siguen alzando la voz”. El fotógrafo añadió que, para muchos, la foto une dos tragedias recientes: el asesinato del alcalde Carlos Manzo y el del líder limonero Bernardo Bravo en Apatzingán, ambos símbolos de la crisis que atraviesa el estado.

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De igual forma, desde el inicio de la jornada, Castro se concentró en registrar cada detalle: los carteles, las consignas y los rostros. Todo transcurría con relativa calma hasta que la marcha llegó al Palacio de Gobierno. “Me había hecho a un costado, frente a Catedral, cuando escuché los golpes en la puerta. Corrí hacia allá y vi cómo intentaban abrirla a empujones, sin herramientas, solo con fuerza y enojo”, relató. Esa escena, según él, fue impactante, pues esa puerta suele “blindarse” en cada manifestación, pero ese día cedió ante la indignación colectiva.

El joven fotógrafo destacó que su trabajo no buscaba fama ni viralidad, sino dar testimonio de un momento que México no puede olvidar, pues la instantánea no solo mostró el enojo en Uruapan: mostró la voz de un pueblo que exige justicia.
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aov/
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