Durante la entrega del Premio de la Juventud 2025 en la Cámara de Diputados, no solo recibió un reconocimiento por su labor, sino que aprovechó la oportunidad para expresar el descontento de la juventud mexicana frente a autoridades que ignoran sus demandas.

En exclusiva para, compartió su experiencia, sus proyectos y su mensaje para toda una generación.

El pasado 13 de agosto, la Cámara de Diputados fue testigo de un momento que quedará en la memoria de muchos. Ana Karen Sotero, una joven mexicana de apenas 23 años, recibió junto con sus compañeros, el Premio de la Juventud de la Ciudad de México 2025, otorgado a 17 jóvenes destacados por su contribución en áreas como derechos humanos, innovación, arte, cultura y actividades académicas.

Pero lo que más llamó la atención no fue el galardón, sino el reclamo directo que lanzó a los legisladores desde el pleno del Congreso. Su gesto se volvió viral y las redes sociales no tardaron en mostrar apoyo y admiración por su valentía.

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Con voz firme y emotiva, Ana Karen recuerda lo que la impulsó a hablar directamente con los diputados:

“Fue una mezcla de coraje e impotencia. Tenía preparado un discurso tranquilo, pero ver que muchos diputados estaban distraídos, usando el celular y sin prestar atención a los galardonados, me hizo sentir ignorada y utilizada. No podía quedarme callada. Hablo por toda la juventud que luchan por justicia, educación, salud y oportunidades dignas”.

Poder Cultural: un espacio para alzar la voz

Poder Cultural no es solo un club de debate; para Ana Karen es un espacio donde los jóvenes pueden expresarse libremente, pensar críticamente y aprender a defender sus ideas. Creado por un grupo de jóvenes tras la pandemia, se ha convertido en un punto de encuentro para estudiantes de distintas universidades y estados del país, quienes encuentran confianza para participar, cuestionar y actuar en sus comunidades.

“Lo que más me emociona es ver cómo este espacio permite que los jóvenes alcen la voz con respeto y valentía. Muchos han iniciado proyectos culturales, debates, investigaciones y movimientos sociales, demostrando que un espacio seguro puede fortalecer la participación ciudadana”, relata con una sonrisa.

Gracias a la labor de Poder Cultural (PoCu, como lo llama Ana) y al impulso colectivo que ha generado, el Club de Debate fue galardonado con el Premio de la Juventud. Ana Karen recibió el premio en representación del grupo, pero enfatiza que el reconocimiento no es personal, sino un logro de todo el colectivo y de los jóvenes que siguen creyendo en su capacidad de transformar su entorno.

Ana Karen en exclusiva para EL UNIVERSAL
Ana Karen en exclusiva para EL UNIVERSAL

Cuando se le pregunta por las realidades que más le gustaría visibilizar, Ana Karen reconoce la complejidad de los problemas que afectan al país.

“No se trata de señalar un problema como más importante que otro. Para mí, todo gira en torno a la dignidad humana. Hoy no existe dignidad plena para cada una de nosotras. Durante mi discurso mencioné educación, acceso a la salud, empleos dignos, inseguridad y crimen organizado, pero soy consciente de que hay muchos otros problemas que no podemos ignorar. No quiero abanderar un solo tema y dejar de lado otros que son igualmente urgentes; todo está conectado y nos quita nuestra dignidad como seres humanos”.

Aunque no se considera activista en el sentido estricto, reconoce que la lucha por ser escuchada es constante y difícil.
Foto: EL UNIVERSAL
Aunque no se considera activista en el sentido estricto, reconoce que la lucha por ser escuchada es constante y difícil. Foto: EL UNIVERSAL

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El miedo de hablar

Sobre los obstáculos que enfrenta la juventud, Ana Karen reflexiona desde su experiencia personal. Aunque no se considera activista en el sentido estricto, reconoce que la lucha por ser escuchada es constante y difícil.

“Las barreras comienzan desde lo socioeconómico: muchos jóvenes carecemos de recursos, lo que limita nuestras oportunidades para acceder a espacios de decisión o exigir justicia. Además, está el miedo, un miedo que viene de un sistema que nos condiciona desde antes de ser conscientes de nuestra realidad. Desde pequeños aprendemos que hablar tiene riesgos, que alzar la voz puede traer represalias graves, incluso amenazas contra nuestra vida o la de quienes amamos”.

Ese temor, explica, está sustentado en la realidad que observan día con día. La desconfianza hacia las autoridades y los sistemas de poder genera que muchos jóvenes sientan que sus demandas no serán escuchadas o que el costo de expresarse puede ser demasiado alto.

Entre lágrimas, un reclamo a los legisladores

Durante la entrevista, Ana Karen no pudo contener las lágrimas al hablar de lo que les diría a los legisladores si los tuviera frente a ella.

“Les reclamaría por no haber cumplido lo que prometieron, por decir que apoyarían para que estuviéramos mejor como pueblo mexicano y luego olvidarse de toda la población. Les preguntaría en qué momento se les olvidó que no se trata de ustedes, ni de acrecentar sus bolsillos, sino de apoyar a cada persona que conformamos México”, expresó con la voz entrecortada.

Y agregó: “Les diría en qué momento dejaron de tratarnos como seres humanos, porque eso es lo que hacen cuando nos ignoran activamente, cuando no ven por nuestros derechos. Les reclamaría por la crisis de inseguridad, por el sistema de salud en colapso, por la falta de medicinas y servicios justos, mientras ellos ponen pretextos o simulan que no pasa nada. ¿Qué ganan con mentirnos? ¿Qué les hemos hecho como sociedad para merecer ser ignorados?”.

Una vida marcada por la injusticia

Ana Karen habló también de las tragedias que atraviesa el país: “Hay gente muriendo, desplazada por el crimen organizado. Incluso cuando intentan actuar, no es suficiente. Me duele ver cómo nos tratan, cómo nos usan como objetos para su fama o para aparentar que trabajan, mientras las injusticias persisten. He sido víctima de desplazamiento forzado, perdí cosas valiosas, incluso mis perritos. Para mí, la vida de los animales es valiosa, y todo esto me duele profundamente. Pero eso no significa que me voy a callar”, aseguró con firmeza.

Ana Karen en exclusiva para EL UNIVERSAL
Foto: EL UNIVERSAL
Ana Karen en exclusiva para EL UNIVERSAL Foto: EL UNIVERSAL

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El futuro está en la juventud

Al final de la entrevista, Ana subrayó la importancia de no esperar a que otros luchen por la juventud:

“Sé que da miedo, pero tienen que usar su voz. Gritar, quejarse, cuestionar todo lo que el sistema nos presenta como ‘correcto’. Resistan, aunque sea cansado, aunque parezca imposible. No se unan a estructuras que perpetúan violencia o desigualdad. Somos toda la población mexicana, no solo unos cuantos. Piensen en las futuras generaciones, en que sus acciones hoy pueden cambiar la vida de muchos”.

Para ella, la dignidad no se negocia y exige compromiso colectivo:

“Si como pueblo empezamos a enunciar lo que nos aqueja, a unirnos y apoyarnos mutuamente, podemos generar cambios reales. No se trata solo de denunciar injusticias, sino de acompañar a quienes buscan transformar nuestro país. La soberbia, la traición y el egoísmo solo nos detienen; debemos recordar que somos todas, todes y todos, y no podemos avanzar unos cuantos mientras los demás sufrimos”.

Una generación que no se calla

Con el Premio de la Juventud 2025 como reconocimiento a su labor, Ana Karen Sotero se consolida como un referente de participación y liderazgo juvenil. Su historia no es solo la de una joven valiente que levantó la voz en el Congreso, sino la de toda una generación que exige ser escuchada y tratada con dignidad. La fuerza de sus palabras, sus lágrimas y su compromiso reflejan la urgencia de un México más justo, solidario y humano.

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aov/ml

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