Es un hecho que la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado las industrias, además de transformar la atención de clientes con la automatización de procesos. Sin embargo, su impacto ambiental en términos de consumo energético se ha convertido en un desafío al que hay que voltear a ver.
"La IA requiere una infraestructura robusta que incluye servidores de alto rendimiento, almacenamiento masivo y sistemas de refrigeración avanzados, lo que genera un aumento exponencial en la demanda de energía. Esta demanda, si no se gestiona de manera eficiente, puede contribuir a una mayor huella de carbono y al uso intensivo de recursos naturales", asegura Roberto Martínez, Marketing and Strategy Manager de Eaton en una entrevista exclusiva para Tech Bit de EL UNIVERSAL.
De acuerdo con Martínez, los centros de datos son uno de los espacios que generan más preocupación en el consumo energético pues la infraestructura para soportar la IA "incluye servidores de alto rendimiento, almacenamiento masivo y sistemas de refrigeración avanzados, lo que genera una demanda de energía exponencial", explica el experto.

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A esto hay que agregarle el consumo que se genera a partir del uso cotidiano que se hace de la IA a través de dispositivos como asistente virtuales o sistemas de automatización del hogar. "Aunque estas tecnologías optimizan algunos recursos, su proliferación genera una demanda continua de electricidad”, resalta Martínez.
Entrenamiento de modelos de IA y la huella de carbono
Uno de los procesos más intensivos en términos de consumo energético es el entrenamiento de modelos avanzados de IA. Martínez destaca que "la huella de carbono generada por el entrenamiento de modelos de IA avanzados es significativa y sigue en aumento".
Esto se debe a que el proceso de entrenamiento involucra el análisis de enormes volúmenes de datos, lo cual requiere un uso masivo de energía.
De acuerdo con algunos estudios, se estima que entrenar un modelo grande puede generar cientos de toneladas de CO2, lo que se compara con las emisiones de varios vuelos transatlánticos combinados.

Ante este contexto, Eaton, la compañía dedicada a las soluciones de administración de energía hace un llamado a encontrar soluciones eficientes que impidan el impacto ambiental de lo sistemas de inteligencia artificial.
Soluciones sostenibles para mitigar el impacto
Las estrategias de eficiencia energética y optimización de la infraestructura eléctrica, son la clave para mitigar el impacto que tienen los sistemas de IA para el medio ambiente.
En este sentido, empresas como Eaton están liderando el camino con innovaciones como los sistemas de almacenamiento de energía. Por ejemplo, la compañía cuenta con XStorage, que permiten almacenar energía en momentos de baja demanda y liberarla cuando el consumo es elevado.
“Cada vez más, las empresas migran hacia energías limpias como la solar y eólica, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles”, explica Martínez. De esta forma, los centros de datos pueden operar de manera más sostenible, mientras se contribuye a una menor demanda de electricidad de fuentes no renovables.

Además, tecnologías emergentes como el Edge Computing están ganando terreno en la optimización del consumo energético. Al procesar datos más cerca de su origen, estas soluciones permiten reducir la carga en los centros de datos, optimizando el uso de la infraestructura y reduciendo la latencia.
Por otro lado, Martínez resalta que es "crucial que las políticas promuevan el uso de energías renovables y fomenten la eficiencia energética en los centros de datos". Asimismo, sugiere que los gobiernos ofrezcan incentivos a las empresas para desarrollar sistemas de IA más eficientes desde el punto de vista energético.
Además, el experto señala que la responsabilidad ambiental no solo recae en las grandes empresas o en los gobiernos, sino que también en los usuarios finales.
En este sentido, considera que es importante promover un uso más consciente y responsable de la tecnología, en este caso de la IA.
La adopción de energías renovables, el desarrollo de soluciones tecnológicas inteligentes y el compromiso de gobiernos, empresas y usuarios finales pueden ayudar a mitigar los impactos negativos que puede llegar a tener la IA con el medio ambiente. Como afirma Roberto Martínez, "la sostenibilidad y el desarrollo tecnológico deben ir de la mano", por lo que es un crucial un trabajo en conjunto para garantizar un futuro más limpio y eficiente.

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