Texto de Marcelo Felman, director de Ciberseguridad para Microsoft Latinoamérica
La curva entre el desarrollo y la implementación de tecnologías de IA es un fenómeno sin precedentes, con proyecciones de Statista que señalan un crecimiento continuo en el número global de usuarios de herramientas de IA, pasando de aproximadamente 255 millones en 2023 a nivel mundial, hasta registrar cerca de 729.11 millones en 2030.
Parte de esta rápida evolución radica en su uso transversal, permitiendo a personas y empresas apalancarla para optimizar todo tipo de tareas, por lo que su empleo en el ámbito de la ciberseguridad no es la excepción.
Por el contrario, la IA representa un impacto potencial enorme en la industria de ciberseguridad, al grado que su adopción en este campo se ha incrementado significativamente, de acuerdo con la consultora Gartner, con 40% más implementaciones de esta tecnología para mejorar la detección y prevención de amenazas virtuales, tan solo en los últimos dos años.

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Sin embargo, los ciberdelincuentes también han aprovechado la IA para lanzar ataques más sofisticados, como el 'ransomware' y el 'phishing' hiperpersonalizado, o el despliegue de mecanismos de ataque automatizados o de gran volumen.
Esto vuelve más importante que nunca la innovación en la defensa digital: con ambos equipos teniendo a su disposición el mismo tipo de herramientas e hitos de ingeniería, cobra relevancia quién llega primero, haciendo imperativo que los miembros del 'blue team' (especialistas de defensa digital) se mantengan siempre un paso adelante.
La ciberseguridad en la era de la inteligencia artificial requiere un enfoque proactivo y colaborativo. Al adoptar herramientas avanzadas y estrategias de defensa basadas en IA, las empresas pueden fortalecer su postura de seguridad y protegerse contra las amenazas emergentes.
Es claro que, en la carrera espacial de la era de la IA, tanto defensores como atacantes están adoptando tecnologías avanzadas para mejorar sus sistemas, entonces ¿cómo podemos marcar una diferencia?

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Más allá de las soluciones que emplean o el presupuesto del que disponen, las organizaciones necesitan hacer de la prevención su primera línea de protección.
De este modo, al contar con políticas y mecanismos claros para los trabajadores, los negocios de todo tipo y tamaño deben abanderar la higiene digital como la base de una cultura de seguridad integral, acciones que pueden llegar a prevenir hasta el 99% de los ciberataques, como indica el Informe de Protección Digital de Microsoft.
Con la implementación de este tipo de prácticas, como la actualización regular de software, la autenticación multifactor y la capacitación continua, las empresas pueden fortalecer su postura de seguridad y proteger sus activos en un entorno digital cada vez más complejo.

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El uso de herramientas de IA sin duda representa un hito para la innovación e inversión empresarial, convirtiéndose en un eslabón clave de un mundo cada vez más interconectado. Estas soluciones y servicios no solo permiten detectar y responder a amenazas de manera más eficiente, sino que también ofrecen capacidades predictivas que pueden anticipar ataques antes de que ocurran.
Pero la tecnología por sí sola no es suficiente: la higiene digital debe ser una prioridad constante, integrándose como un pilar fundamental de la estrategia de ciberseguridad de cualquier organización.
Partiendo de acciones sencillas, como la prevención, aportamos a la construcción de un mundo digital más seguro, donde la orquestación de datos, procesos e ingeniería de vanguardia, ayudan a garantizar la integridad de lo más importante: las personas.