Aunque con Trump nada es imposible, probablemente no lleguemos a ese punto. Dudo que, a menos de un año de elecciones presidenciales, el gobierno de EU quiera asumir la responsabilidad directa de combatir a bandas criminales o pagar el costo de una aventura militar en México.

Los trazos de la nueva seguridad pública son militarismo, populismo penal, vigilantismo, linchamientos, vigilancia privada y fortificación urbana. No es una tendencia de México, sino de buena parte de Latinoamérica