El gobierno de México no desaparece personas: lo hace la delincuencia.  Sin embargo, no se culpa al gobierno de ser el autor material ni intelectual, sino de haber sido indolente y tolerante frente a este fenómeno delincuencial.

La dificultad de ingresar a Estados Unidos impulsará a los migrantes a cambiar su destino y México se convertirá en la nueva “tierra prometida”.

No es el mensajero quien nos ha traicionado, sino quien ha permitido las atrocidades que hoy ponen en la calle a miles de “madres buscadoras” queriendo descifrar el destino de sus hijos, esposos y familiares.