
En 1925 Ford llegó a México y se ubicó en San Lázaro de esta capital. Hoy un recuento del proyecto, las visitas y los apoyos recibidos. Las llantas se inflaban con bombas de bicicleta, la gasolina pasaba al carburador por la fuerza de gravedad y en las cuestas empinadas debían subir en reversa. Texto: Carlos Villasana