Tenemos un caldo de cultivo que nos pronostica que el día de las elecciones podríamos ver a miembros del crimen organizado muy activos, movilizando o inhibiendo el voto.

La indiferencia gubernamental hacia los cuerpos policiacos indigna. Sin embargo, en el país nadie se está haciendo cargo del desastre en las instituciones de seguridad; mucho menos de la violencia en contra de ellas.