









Presidenta, no es una moda escribir de censura en estos días, sino una imperiosa necesidad por los arrebatos inquisidores que están teniendo impresentables personajes de su movimiento.

Seis meses después, veo que va entendiendo que las desapariciones sí son un problema de Estado y que los funcionarios vinculados se deben abocar a ello con los recursos que se requieran.