Raúl Zurita es un patrimonio de la humanidad entera y se merece todos los homenajes que se le rinden y todos los premios que le dan

Una minoría insignificante lee Lolita porque intuye, o sabe, que va a vérselas con un escritor en la plenitud de sus facultades, con un gran escritor.

A nadie parece ocurrírsele decirle a uno “no hagas nada”. O mejor todavía: “haz lo que quieras”. Este último suena más bien a un consejo escandalosamente inmoral

He evocado tres fechas significativas: los 90 años de la revista Barandal (1931), el centenario de la muerte de López Velarde (1921), los 120 años del nacimiento de Gorostiza (1901)

El cosmopolita ateniense no necesitaba salir de la ciudad para sentirse ciudadano del mundo: Atenas era el mundo y lo que había afuera no valía la pena

En estos días he pensado mucho en Ignacio Manuel Altamirano. Volví a leer los versos de “Los naranjos”, el poema suyo que más me gusta

Adviértase que la letra ese en “los años veintes” es clara señal, perfectamente visible y legible, que modifica el singular, convirtiéndolo así en plural: esos años, más de uno, sin la menor duda, que van de 1921 a 1930

Hace tres semanas cancelé el servicio de televisión por cable. A mi alrededor se escucharon exclamaciones de alarma: “¡Cómo es posible…! ¿Y el béis y el fut…? No vas a poder ver las noticias.” En mi casa no hubo mayor alboroto: se acabó aquello, y ya; pasamos a otra cosa.