Álvarez-Buylla se rodeó de mediocres cuyo principal mérito académico era la total sumisión a su personal soberanía: bastaba con recitar los santos evangelios de la 4T para que engordara su patético curriculum

Para todo efecto, la directora juzgaba que antes los científicos eran neoliberales y, por tanto, individualistas, indiferentes o adversos a “lo público” y “lo social”