Con la llegada de las fiestas patrias, las cárceles mexicanas solían abrir sus puertas para dejar en libertad a algunos de sus prisioneros, borrando sus condenas gracias a un indulto inspirado en la Independencia Mexicana. Quienes no alcanzaban tal perdón, mantenían el espíritu patriótico desde su celda. Texto: Liza Luna