El 31 de enero de 2022, Salvador Farías Álvarez, alias Chava Farías, se comunicó con Alfonso Fernández Magallón, Poncho La Quiringua, para avisarle que ya había completado el pedido de 50 artefactos explosivos improvisados (AEI) que sería entregado a Los Viagras, grupo criminal asentado en la Tierra Caliente de Michoacán, y que le había preparado otros 27 para su uso personal.

La información del intercambio de mensajes entre los dos líderes de facciones al interior de Cárteles Unidos —un conglomerado de grupos delictivos que opera de manera coordinada en Michoacán— fue registrada por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como parte del seguimiento al grupo de Juan José Farías Álvarez, alias El Abuelo.

Los reportes de inteligencia del CNI, a los que se tuvo acceso a través de la filtración del grupo hacktivista Guacamaya, dan cuenta de que Chava Farías era el responsable dentro de Cárteles Unidos del diseño y fabricación de AEI para la “guerra” que se libra en tierras michoacanas, y en la que también participan exagentes de seguridad colombianos, agrupados en una célula delictiva llamada Los Parces.

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Fuente: Datos propios obtenidos por solicitudes de transparencia.

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Aunque desde 2012 el Ejército comenzó a detectar, ubicar y asegurar AEI utilizados por la , el uso de ese tipo de dispositivos de destrucción detonó en México a partir de 2022, de acuerdo con información solicitada por transparencia a las secretarías de la Defensa Nacional, de Marina, y de Seguridad y Protección Ciudadana, y a las autoridades de seguridad de todas las entidades federativas.

Los datos establecen que en los últimos 10 años se han reportado 11 mil 336 artefactos asegurados, 95% de ellos de 2022 a la fecha.

La cifra podría ser más alta porque las autoridades de San Luis Potosí, Tabasco y Nuevo León clasificaron la información como reservada, mientras que en Coahuila no respondieron.

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Los datos obtenidos por transparencia muestran que a partir de 2022 comienza el crecimiento del uso de explosivos. Entre 2015 y 2021 se reportaron 341 artefactos asegurados, mientras que de enero de 2022 a marzo de 2025 se decomisaron 10 mil 803, es decir, nueve por día, en promedio. En 192 dispositivos no se especificó el año del decomiso.

En todos los estados se han encontrado explosivos, y los que acumulan más de un centenar son Michoacán, Chihuahua, Jalisco, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Zacatecas, Chiapas, Guerrero, Tamaulipas, Guanajuato y Veracruz. En los cinco primeros se concentra 70%.

En meses recientes, Sinaloa se ha colocado como la entidad con el mayor número de AEI detectados, por encima de Michoacán.

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El primer reporte de decomisos de AEI en esa entidad data del 30 de septiembre de 2024, hace menos de un año, y se registró en el municipio de Concordia. Al cierre de 2024 sumaban 107, y en los primeros tres meses de 2025 la cifra subió a 697.

Hay un dato que por su proximidad no aparece en la estadística solicitada, información que se dio a conocer el 24 de abril. El Ejército reportó que en Concordia localizaron una finca que almacenaba casi 3 mil piezas de AEI. Los aseguraron cerca de una escuela. La cantidad representa casi todo lo que se ha decomisado en Michoacán.

El crecimiento coincide con la batalla existente en el Cártel de Sinaloa: Mayos contra Chapos.

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Señales de una “guerra irregular”

Carlos Flores Pérez, doctor en Ciencia Política por la UNAM, dice que el uso de explosivos es una práctica que forma parte de lo que se conoce como “guerra irregular” adaptada con fines delictivos.

El académico ha estudiado estructuras criminales con prácticas paramilitares, como Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Estos grupos y otros del crimen organizado mexicano han incluido en sus filas a exmilitares con capacitación en “fuerzas especiales”, que es como el gobierno de Estados Unidos denominó a los grupos capacitados para la contrainsurgencia.

En entrevista, explica que el uso de explosivos en acciones de insurgencia o contrainsurgencia es parte del adiestramiento que reciben, pues “se les enseña también cómo llevar a cabo acciones de sabotaje con explosivos, atentados específicos con explosivos”.

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Y aunque el uso frecuente de artefactos explosivos es relativamente reciente en nuestro país, su utilización por parte de grupos criminales se potenció con la llegada de excombatientes de guerrillas.

“Pueden ser colombianos, pero pueden ser también del Medio Oriente, porque más o menos ese es el patrón que se sigue en ese tipo de estrategias”, acota.

Raúl Zepeda Gil, investigador del Departamento de Desarrollo Internacional de la Universidad de Oxford, comenta que el uso de explosivos en un escenario de conflicto armado también afecta a la población general.

“En países posconflicto ha habido campañas muy largas para descubrir minas antipersonales, justo porque accidentes suceden. Parece ser que en México será así”, dice.

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Artesanales, pero destructivos

En uno de los documentos de inteligencia revisados para este trabajo se reconoce que la fabricación de AEI en México “ha evolucionado, ya que el diseño, sofisticación y componentes empleados [controles electrónicos a distancia, interruptores y medios de iniciación], proporcionan seguridad al agresor y mayor grado de letalidad”.

En otro documento se comenta que a partir de enero de 2022 el personal militar asentado en Michoacán registró un “incremento exponencial en la localización de AEI”.

Los principales tipos de artefactos detectados fueron tubos de metal prefragmentado con mecha lenta y/o cápsula fulminante (donde se aloja el material explosivo), tubos de PVC con mecha lenta, granadas de fabricación casera tipo mortero con cápsula fulminante, cajas de metal con detonador, cilindros de gas o extintor con detonador a distancia por vía remota, y tubo de metal prefragmentado con espoleta con cápsula fulminante.

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Los militares explicaron que buena parte de estos explosivos los usan con drones, y establecieron cuatro pasos básicos: 1. Se coloca el AEI en un sistema de carga y liberación que se activa remotamente a través de una interfaz. 2. El dron se posiciona a una altura que le permita no ser detectado. 3. Enfoca el objetivo con la cámara. 4. Libera el artefacto explosivo mediante el sistema de encendido de las luces del dron.

También se usan en modalidad de minas enterradas sobre vías de acceso a poblados, conocidas como antipersonales. En este caso, se coloca el AEI de manera oculta sobre las principales vías que comunican los asentamientos.

Apenas unos días atrás, una mina antipersonal explotó en Michoacán. Fallecieron ocho militares. Fue activada con el paso de un vehículo blindado de la Fuerza Especial de Reacción Inmediata del Ejército Mexicano.

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