El próximo 30 de abril, como ha sido costumbre en nuestro país desde 1925, celebraremos a la niñez. Un día en el que solemos agasajar a las niñas y los niños, pero que es oportuno recordar que surge como un reconocimiento a sus derechos, derivado de la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño, primer texto internacional en la materia adoptado por la Sociedad de las Naciones en 1924. Esta es la esencia del Día de la Niñez: reflexionar sobre el estado de sus derechos y su bienestar integral.

La Declaración de Ginebra no tenía fuerza vinculante, pero sí fue punto de partida en la protección de los derechos de la infancia, para que, más tarde, en 1959, la Organización de las Naciones Unidas aprobara la Declaración de los Derechos del Niño que amplió y fortaleció los principios que se adoptaron en Ginebra y, finalmente, en 1989 la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) que constituyó un hito, al reconocer a las personas menores como sujetos de derechos y no solo como receptores pasivos de protección, sino como protagonistas de sus propios derechos.

Aunque México ratificó la CDN en 1990, fue hasta el siguiente año que se adicionó el artículo 4° de la Ley Fundamental para elevar a rango constitucional los derechos de la niñez, reforma que dio pauta a la expedición de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) en 2014.

Nuestro país cuenta con un marco jurídico robusto en el reconocimiento de los derechos de la infancia y su protección. Sin embargo, como es frecuente, la realidad dista mucho de ese ideal que prescriben nuestras leyes.

Con datos que aporta UNICEF, más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes (NNA) de nuestro país viven en pobreza, con una prevalencia del 54.3% en niños de 0 a 5 años; la desnutrición crónica afecta al 12% de los menores de 5 años, y el país tiene el primer lugar mundial en obesidad infantil. Además, 6 de cada 10 niños y niñas entre 1 y 14 años experimentan violencia en el hogar.

El INEGI refiere que la deserción escolar en el nivel de educación media superior alcanzó un 10.8% y de 5.7% en el de educación superior, esto en el ciclo 2022-2023. Y Según la Secretaría de Educación Pública solo el 28% de las niñas y niños que iniciaron sus estudios en 2007 completaron una licenciatura.

Es evidente la brecha de desigualdad económica y social que vive un elevado porcentaje de nuestra niñez que enfrenta pobreza, falta de acceso a derechos básicos, violencia familiar, deserción escolar, barreras que les impiden ejercer a plenitud los derechos que el orden nacional y convencional.

Como se apunta en el Plan Nacional de Desarrollo es necesario eliminar esas barreras y brindar a NNA acceso a una alimentación nutritiva, servicios de salud, educación y una vida libre de violencias, con igualdad sustantiva y equidad de género, a través del compromiso con una ambiciosa política de bienestar.

La LGDNNA reconoce la responsabilidad del Estado en garantizar la protección, prevención y restitución integrales de los derechos de NNA, tanto como el deber de la familia, la comunidad y, en general, de todos los integrantes de la sociedad, de brindar el mismo respeto y protección, garantizando un nivel adecuado de vida.

Todas y todos debemos concurrir para que nuestras infancias, en especial aquellas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, tengan pleno acceso a sus derechos y disfruten de esa maravillosa etapa de la vida en condiciones favorables para su desarrollo integral.

En este Día de la Niñez, más que celebrar, debemos comprometernos. Porque no hay justicia plena si las niñas y los niños siguen creciendo en entornos de desigualdad y violencia.

Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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