Con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero de 2024 y enero del año que transcurre se han registrado un promedio de 8.6 muertes violentas de mujeres, menos de las 10 que se reportaban meses atrás. Aunque la cifra presente una leve disminución, mientras haya una mujer víctima de feminicidio, mientras su muerte deje en la orfandad a sus hijas e hijos no podemos ceder en el combate a la violencia en su contra y propiciar las condiciones para la reparación integral del daño a las víctimas indirectas.
Este tema se aborda en el libro de mi autoría “Mamá, en tu ausencia ¿quién por mí? Una propuesta de protección jurisdiccional a los menores de edad víctimas en los casos de feminicidio”, del que ya he comentado, producto de la investigación postdoctoral que realicé en la Universidad de Salamanca, España, para enfatizar en algunos aspectos.
La obra –como lo hemos anticipado– pone sobre la mesa una realidad dolorosa: la violencia feminicida que arrebata vidas y deja a cientos de niñas, niños y adolescentes (NNA) en una situación de orfandad, muchas veces ignorados por el sistema de justicia, privados de apoyo institucional y, las más de las veces, sin el reconocimiento jurídico que les garantice una reparación integral del daño.
En nuestro país, la impunidad en los casos de muertes violentas de mujeres supera el 90%. Esto significa que, en la mayoría de los casos, no hay justicia para las mujeres víctimas directas ni para sus descendientes, pues, aunque se logre una sentencia condenatoria, la falta de reconocimiento de los derechos de las NNA como víctimas indirectas sigue siendo la regla, como se revela en la investigación, advirtiendo que en sólo 2 sentencias se reconoció de manera adecuada su derecho a una reparación integral.
Con el objetivo de visibilizar las fallas del sistema y proponer soluciones concretas y viables, se llevó a cabo un exhaustivo análisis de sentencias, entrevistas con operadores del sistema de justicia y una evaluación del marco jurídico que permitió identificar las brechas legales y procedimentales que afectan la tutela judicial efectiva de estos menores de edad, como la falta de criterios uniformes en la reparación del daño en casos de feminicidio en general, pero, especialmente, en los que involucran a NNA como víctimas indirectas; la ausencia de un estándar reforzado de protección para NNA en los procesos judiciales, el nivel de participación de las Procuradurías de Protección de los Derechos de NNA y la imposibilidad de hacer efectiva la reparación del daño cuando el acusado carece de recursos.
La investigación no solo denuncia, también propone. Entre las soluciones que planteo destaca la creación de un Registro Nacional de NNA en Situación de Orfandad por Feminicidio, pues hasta ahora carecemos de datos que nos permitan siquiera estimar el número de NNA en esta situación; las reformas a los códigos penales estatales para garantizar que NNA sean reconocidos como víctimas indirectas y, lo más relevante, un modelo de tutela judicial reforzada, que garantice que los menores reciban apoyo psicológico, educativo y social, además de una indemnización económica.
Los datos que cito no son solo cifras, son historias de vida de NNA en orfandad, con una familia fragmentada y grandes carencias, sin el apoyo debido del Estado.
El libro no solo tiene como destinatarios a personas académicas o especialistas en derecho. Es para quienes creen en la justicia, quienes saben que un sistema judicial efectivo es aquel que no deja a nadie atrás.
Las cifras no se reducen a una estadística, ni la justicia al número de sentencias dictadas, sino en vidas reparadas. No debemos continuar ignorando a estas NNA ni invisibilizando su realidad.
Todos estamos comprometidos. La justicia más allá de las leyes y las sentencias de los tribunales debe trascender a la sociedad y a la vida de las personas.
Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación