Congruente y acertada es la propuesta de reforma constitucional para terminar con el nepotismo electoral que envió la presidenta Claudia Sheinbaum al Congreso de la Unión. Sin embargo, no fue aprobada como fue enviada, pues la primera mandataria se encontró con que la verdadera oposición a sus propuestas se encuentra en su propio partido y en sus supuestos aliados.

Como exsenadora de la República puedo decir que durante el sexenio pasado recibimos reformas del Ejecutivo que eran verdaderos bodrios que atentaban contra la vida democrática del país, a las cuales no se les cambió ni una coma, como era la instrucción. En cambio, a esta propuesta presidencial, apoyada por la oposición, se le modificó la entrada en vigor de 2027 a 2030, a petición del Partido Verde.

Qué frustración debió sentir la presidenta por el revés que le dieron sus propios compañeros cuando, desde la creación de Morena, se comprometieron a erradicar los privilegios. Qué desencanto debió provocarle que sus aliados manejaran a su conveniencia las fechas de la entrada en vigor.

El nepotismo ha sido una práctica recurrente en todos los partidos políticos: el PRI, en tiempos de López Portillo, patentó la frase: “el orgullo de mi nepotismo”, con la cual se concedían los privilegios de nombrar a familiares en cargos públicos.

En Movimiento Ciudadano, el gobernador de Nuevo León, Samuel García promovió a su esposa, Mariana Rodríguez a la alcaldía de Monterrey y en el PAN, el exalcalde de Huixquilucan, Enrique Vargas abrió espacio para que su esposa, Romina Contreras, fuera alcaldesa de ese municipio.

En el Partido del Trabajo las cosas no son diferentes, la esposa de Alberto Anaya, Guadalupe Rodríguez ha sido cuatro veces diputada en Nuevo León y directora de los Cendis, cargo en el que se ha sido señalada por actos de corrupción.

En el Partido Verde se presentó el caso con el que se pospuso la entrada en vigor de dicha reforma de la presidenta Sheinbaum ya que el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, intenta promover a su esposa, Ruth González, como candidata a la gubernatura para 2027, sin importar que para ello haga uso de recursos públicos.

En Morena, la familia Monreal ha convertido a Zacatecas en un botín político; dos hermanos, Ricardo y David han sido gobernadores del estado y uno más, Saúl, es senador de la República. Aunado a ello, se suman sobrinos e hijos que han ocupado o buscan un espacio en el poder, ya sea en Zacatecas o en alguna otra ciudad.

También en Morena, Félix Salgado Macedonio, tras su negada candidatura a la gubernatura de Guerrero en 2021, impulsó a su hija Evelyn Salgado a ocupar dicha candidatura y hace poco había expresado su interés por participar en la contienda de 2027, pero tras una advertencia presidencial, todo indica que desistió.

Lamentable que los legisladores que se consideran diferentes hayan echado atrás la propuesta de la presidenta de la República para poner fin a los privilegios que tanto criticaron.

COMENTARIO FINAL

Hablando de nepotismo no hay que dejar de lado que el segundo hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, Andrés López Beltrán, es el secretario de Organización del partido Morena. Habrá que preguntarse si tiene méritos para ocupar el encargo o llegó ahí solo por ser el hijo de quien fundó Morena. ¿Podría estar preparándose para ser el candidato presidencial? ¿Será que es el orgullo del nepotismo del expresidente López Obrador?

Ciudadana. @XochitlGalvez

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