Así como la tormenta perfecta se forma de la colisión de masas de aire frío y cálido, provenientes de diferentes puntos cardinales, y su inusual presencia representa un inminente peligro, así es como se encontraron dos generadores de incertidumbre que amenazan la economía de nuestro país.

Por un lado, tenemos la incertidumbre global, la generada por Donald Trump con su inflexible imposición de aranceles. Por otro lado, tenemos la que se ocasiona al interior del país, con la inseguridad y la carencia de certeza jurídica que ha provocado la elección de jueces y magistrados.

Es, digamos, una fuerte masa caliente de amenazas arancelarias que arrecia desde el norte del país y otra masa fría que proviene de Palacio Nacional.

Para afrontar esta tormenta se requiere de la pericia, capacidad y liderazgo de quien tripula. En materia económica, se necesita definir cómo se ofrecerá certidumbre a las inversiones, porque, de otra manera, buscarán otro destino.

La semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó una serie de 18 puntos para fortalecer el Plan México, y tras el anuncio pareciera que el gobierno aplicó la postura de al mal tiempo, buena cara.

Si bien se confirmó tasa 0 para las exportaciones de México que cumplan con el T-MEC, ¿qué tanto nos afectarán estos nuevos aranceles? ¿Será suficiente con mantener una actitud positiva? ¿Serán suficientes los 18 puntos que anunció la presidenta?

La decisión de Trump representa, para algunos especialistas, la posibilidad de una desaceleración o una eventual recesión económica en el vecino país del norte. Esto, sin duda, afectaría las exportaciones en nuestro país y en el, de por sí, irrisorio crecimiento económico de México, que el año pasado alcanzó apenas 1.3%.

La presidenta destacó el “trato preferencial” que recibió nuestro país en la imposición de aranceles, pero no mencionó que ya se habían aplicado aranceles del 25% al acero y aluminio y a aquellos productos que no están dentro del T-MEC.

No hizo hincapié en el grave daño que se hizo al sector automotriz, el cual representa la columna vertebral del sector exportador y cuyo buen funcionamiento podría ayudar a compensar el costo de los aranceles.

No basta con poner buena cara al mal tiempo. Es necesario mejorar la competitividad del sector exportador: otorgar seguridad en carreteras, electricidad suficiente y barata, modernizar aduanas y retornar el IVA a la industria manufacturera de exportación, entre otras medidas.

Urge buscar nuevos mercados alternativos, como concretar el Tratado Comercial con Europa. Ese acuerdo que López Obrador se encargó de guardar en el cajón del olvido y el cual podría traer beneficios, principalmente al sureste del país.

No podemos ser víctimas de un acto de extorsión mensual a través de la aplicación de nuevos aranceles por parte de Trump. Para ello, se debe acelerar la revisión integral del T-MEC, a fin de que el presidente de Estados Unidos plantee los cambios que propone al acuerdo, el cual él mismo negoció y firmó.

No podemos responsabilizar de todo a Trump. Hay que reconocer la realidad de que nuestro país ha abonado a la incertidumbre con la inseguridad y la aprobación de una reforma que destruye los contrapesos del Poder Judicial y tira por la borda tres décadas de construcción institucional en nuestros tribunales. Sin certidumbre no hay confianza, sin confianza no hay inversión y sin inversión no hay crecimiento.

Comentario final

Buena noticia que tanto la secretaría de Gobernación como el Senado de la República, recibieran a los colectivos de madres a buscadoras. Ojalá que la Presidenta haga suyas las causas de estas organizaciones y pronto les abra las puertas de Palacio Nacional.

Ciudadana

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