Faltar a la verdad y eludir cualquier responsabilidad en el ejercicio del poder son dos reglas fundamentales del manual de estilo de gobernar de Andrés Manuel López Obrador, el cual la presidenta Claudia Sheinbaum trata de seguir al pie de la letra.
Luego de que surgieran una serie de críticas por las fotografías en las que aparecen ella y morenistas de muy alto nivel con el abogado de Ismael “El Mayo” Zambada, Claudia Sheinbaum dijo no conocerlo, pero además, afirmó que este personaje fue premiado por el PAN.
Su objetivo fue claro: vincular al abogado Juan Pablo Penilla, defensor de “El Mayo”, con el partido de oposición y desligarlo de ella y de su propio partido.
Lo cierto es que el PAN no le entregó un reconocimiento. Una diputada solicitó un salón de la Cámara de Diputados a petición de una organización de la sociedad civil para una ceremonia, pero fue fácil para la primera mandataria faltar a la verdad, así como lo hizo durante años su antecesor.
¿Quién no recuerda la mentira de López Obrador de que la gasolina costaría diez pesos durante su sexenio? ¿O cuando mintió diciendo que el sistema de salud mexicano era mejor que el de Dinamarca? ¿O cuando primero dijo que su gabinete había tomado la decisión de liberar a Ovidio Guzmán, pero después tuvo que reconocer que fue él quien había girado la instrucción?
Si desean aclaraciones, le tocaría a Morena explicar por qué el abogado Penilla fue nombrado asesor honorífico del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, o por qué aparece en el presídium, a un metro del entonces Presidente López Obrador, durante el Décimo Congreso Ordinario de CATEM, dirigido por el diputado Pedro Haces.
O más aún, por qué el socio de Penilla, también defensor de narcotraficantes, Sergio Arturo Ramírez, es militante de Morena y se registró como suplente de un candidato a diputado por ese partido, en el año 2021.
Cuando les toca dar explicaciones descalifican, atacan y minimizan su responsabilidad.
Lo que no se debe perder de vista es que las graves consecuencias que se están viviendo, como el secuestro de “El Mayo” y sus amenazas de un colapso en la relación bilateral si no es repatriado son, en gran medida, responsabilidad de la política de abrazos no balazos y su pacto de impunidad con el crimen organizado.
Durante años se cruzaron de brazos y hoy los habitantes de prácticamente la mitad del territorio nacional padecemos altos índices de extorsión, homicidios y desaparecidos.
Urge que México y Estados Unidos, en lugar de amagos y más allá de falsos nacionalismos, trabajen en conjunto para crear un tratado de colaboración en materia de seguridad que garantice una lucha contra el crimen organizado.
Esta podría ser una oportunidad para que ambas naciones resuelvan, de una vez por todas, los graves problemas como el tráfico de fentanilo, en Estados Unidos y de armas en México.
Comentario final
Se equivoca la presidenta Sheinbaum en referirse a Ismael “El Mayo” Zambada como un mexicano más, cuando es uno de los responsables directos del ciclo de violencia que le ha quitado la vida a miles de mexicanos en las últimas dos décadas. Él es un criminal en espera de su sentencia en Estados Unidos que no ha visto el interior de una celda en su propio país.