A nadie convino la cancelación de la reunión entre la presidenta Claudia Sheinbaum y su homólogo estadounidense Donald Trump. Se fue la oportunidad del primer encuentro presencial entre ambos mandatarios. Estados Unidos es el principal socio comercial de nuestro país y es la nación donde habita el mayor número de migrantes mexicanos. Es obligado el diálogo con el vecino país del norte.

Tras la cancelación, el subsecretario de Estado, Christopher Landau, envió un guiño a nuestro país y adelantó que prepara una serie de acuerdos con México para aumentar la cooperación en materia de seguridad.

Por el bien de América del Norte, ese debe ser el propósito de ambas naciones: pasar de ser socios a aliados, trabajar en conjunto para cambiar los desafíos en oportunidades.

Para alcanzar esta armonía, es necesario que la presidenta Sheinbaum deje atrás, como parecería que lo está haciendo con su nueva estrategia de seguridad, el pacto criminal que le heredó su antecesor, López Obrador.

Si bien es complicado dialogar y negociar con el impredecible presidente estadounidense, ambas naciones pueden mostrar voluntad genuina para terminar con lo que les aqueja: el tráfico de fentanilo a Estados Unidos y de armas a México. Crear un pacto de seguridad de América del Norte.

El destino de millones de familias en ambos lados de la frontera, obliga a los gobernantes a actuar con responsabilidad para negociar y ejecutar acuerdos más profundos que fortalezcan la seguridad regional.

Como lo advertí el año pasado en el Woodrow Wilson Center, en Washington, la violencia en nuestro país es alarmante, la penetración e influencia del crimen organizado en territorios y sectores de la economía no tiene precedente, ya que se ha convertido en un factor de poder que afecta la vida de millones de personas.

Lo he dicho e insisto: durante décadas la mayoría de los mexicanos percibían la fortaleza de Estados Unidos como el mayor riesgo a nuestra soberanía como nación independiente; sin embargo, la mayor amenaza a la soberanía y la gobernabilidad en México es la influencia del crimen organizado.

Para hacer frente a este gran reto, se requiere de colaboración entre México y Estados Unidos en materia de inteligencia e intercambio de información, así como de la creación de una Agencia de Aduanas para América del Norte, con personal binacional altamente capacitado, con un doble mandato: frenar la importación de precursores de fentanilo desde Asia y detener el contrabando de armas de fuego de Estados Unidos hacia nuestro país.

Y si hablamos de la seguridad de América del Norte, es necesario que la presidenta comparta estrategias en la materia con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, así como abordar la revisión del tratado comercial.

Estoy convencida de que para afrontar los problemas de migración y seguridad se requiere de visión de Estado, capacidad institucional y de voluntad genuina de colaboración.

Comentario final: Desconocemos si el reclamo de la morenista, Melissa Cornejo, a las autoridades de Estados Unidos para que se metieran su “visa por el cul*” fue para defender a los migrantes u obstaculizar la diplomacia de la Presidenta Sheinbaum.

Lo más extraño es que el hijo del ex presidente, José Ramón López Beltrán, defendió a Cornejo en un momento de plena tensión. La pregunta es la misma: ¿Será que quieren ayudar o perjudicar a un gobierno emanado de su propio partido?

Ciudadana. @XochitlGalvez

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