En los últimos artículos he escrito que las proclamas de las políticas del presidente Trump dirigidas a México no son retórica, por lo que en lugar de divagar si pasarán o no, debemos asumir que ocurrirían y como mitigaremos las consecuencias. El sábado entró en vigor un arancel generalizado del 25%, el lunes se pausó la medida, el costo fue la militarización de la frontera apostando a 10 mil efectivos. Estamos un mes a prueba.
La guerra comercial inició con el mayor comprador de productos mexicanos ¿tenemos margen de maniobra? Mínimo. La dependencia con el vecino del norte es considerable, no se puede ocultar. Se dañará la economía del peso, de hecho, el anuncio impactó el tipo de cambio y lo peor, en el interior, se ahondará la distancia entre la 4T con los dueños del dinero, no olvidemos que la conducción de los esfuerzos comunes se depositó en una ideología ajena al capital.
El siguiente movimiento lo encontramos en el comunicado de la Casa Blanca, son los cárteles. Planean su destrucción. Pensar que la potencia ignora el paradero de los capos, laboratorios, el trasiego y lavadores es simplemente absurdo. Así que dispongámonos a incursiones ‘acordadas’ en territorio nacional.
La tesis central se divide en dos vertientes, la que se refiere a la resistencia de una población hastiada de la violencia, impunidad, incluso de complicidad en ciertos niveles de gobierno con el narco, es difícil que se manifieste contra la cacería de los que hacen de la muerte, cobro de piso, levantones y envenenamiento de miles de seres humanos, su modo perverso de vida. Se pronostica que no habrá traba. ¿Quién meterá las manos por las bestias que nos someten a tormento permanente?
El otro eje es el institucional, la Suprema Corte desmantelada, sin jueces y magistrados de carrera, con un evidente riesgo al ya de por sí inexistente régimen de derecho, policías tomadas por los criminales, un ejército deteriorado en su imagen fruto del ejercicio de tareas que no les corresponde y que en su momento debieron de rechazar y que al no hacerlo mostraron falta de respeto a la Constitución y una sumisión irracional a los designios del ejecutivo en turno. Agreguemos la devastación de organismos autónomos bajo el pobre y lastimoso pretexto del gasto, omitiendo que estas nos ayudaron a posicionarnos en la doceava riqueza del planeta.
Estados perdidos, sin que la federación active el mecanismo de autoprotección de desaparición de poderes y tome el ‘toro por los cuernos’ y regresarle a la sociedad sus libertades para vivir en paz.
Luego, en lo estructural, clases controladas y otras golpeadas. Se borraron guarderías, el sistema de salud, escuelas de tiempo completo, se les dan migajas que persiguen un fin más electoral que de crecimiento, mientras que a los aspiracioncitas se les satanizó. ¿Unidad? Luce complicada.
No es especulación, Pete Hegseth titular de defensa lo reveló, es cuestión de semanas, sumado a esto el ‘casual’ sobrevuelo de un avión yanqui de reconocimiento en ‘aguas internacionales’ frente a costas sinaloenses. Insisto, hay que moverse con agilidad y crear un acuerdo bilateral en el que se pacte la conformación de una fuerza conjunta, aunque sabremos que será pantalla, pero por lo menos evitaremos la vergüenza de que se repita la historia con la injerencia de operaciones extranjeras.