Relajarse, viajar, fumar habanos, beber finos vinos, vestir de marca, son aspiraciones legítimas, incuestionables en contextos adecuados, sobre todo si es fruto del esfuerzo empeñado en el ámbito laboral, habla de la capacidad de holgura de quien hace el gasto. En sociedades con enormes clases medias, como las europeas, el expendio es con prudencia y decoro, finalmente las guerras los han curtido y conocen las carencias que se reflejan en su modelo de vida mucho más cuidada.

El problema radica en los países en los que la disparidad patrimonial de sus habitantes es diametralmente desigual, con masas viviendo en el apuro, incluso algunos en la miseria, aunque, desde una visión individualista, es cierto que el disfrute de los privilegiados no depende de la condición económica del resto, pero sin duda, la opulencia llega a lastimar a los que van al día, se trata de un tema de sensibilidad no de poder.

La cuestión se agudiza cuando la exuberancia proviene de quien predicó la medianía como forma de conducción republicana, en la que antepuso el principio de ‘primero los pobres’ como eje central de su tarea, es esta incongruencia entre hechos y discurso la que define, cabalmente, a la 4T.

No hace falta precisarlo, somos un México mayoritariamente en insuficiencia, la estrechez es lo de diario en millones de familias habituadas a la escasez de recursos y a la privación de los básicos, como una casa digna, salud, educación y el fundamental, seguridad.

Si, efectivamente, en el balance hay una deuda histórica, inobjetable, con los que menos tienen, es la causa para que este régimen asegurara que serían su prioridad, no para mantenerlos en su limitación, sino para impulsarlos en el sendero del bienestar y alcanzar la prosperidad, aferrado a ideas del bien común que, en la práctica, se alejan de la aspiración con la que convencieron.

¿Está mal que los funcionarios turisteen? En la realidad de la población a la que prometieron servir, sí. Su actitud es fría, impasible, apática, ajena a su entorno, nos les importa, pasean el plato lleno para saciarse frente a los hambrientos, es la naciente minoría selecta, la del ‘círculo rojo’, los que recibiendo ajustados sueldos derrochan como ricos. Modernos Robin Hood que, como los milagros del Evangelio, multiplican misteriosamente sus modestos ingresos, si alguien sabe la receta que la comparta, el pueblo bueno también quiere vacacionar.

Sus votantes y sus competidores reclaman explicaciones, entender la bifurcación ideológica, si es que existe, surgida entre el sermón y el ejercicio, quizá la opción electiva fue errónea y es momento de corregirla, máxime ante el evidente desacato a la guía de la mandataria, claramente, sus principales o los que así se asumen, no la obedecen.

El entuerto es grave. Internamente, la política se oscurece bajo sombras que amenazan su cohesión, mientras que a la Presidenta se le observa con un reducido grupo de leales, los otros, atienden su agenda propia, en la que construyen destinos que no necesariamente se le alinean.

El tiempo es el peor enemigo, le están tomando la medida, el orden es vital, sin éste la provocación puede costar muy cara y conducirnos al desconcierto. ‘El Águila’ debe imponerse y dejar sentir el peso de la banda por la que tanto luchó.

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