Mi solidaridad para Nashieli Ramírez, el mejor perfil para dirigir la CNDH

Rosario Piedra fue reelecta, por Morena y aliados en el Senado, al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), no por su eficiente trabajo sino argumentando una “decisión de Estado”, de forma similar a las decisiones que toman los regímenes autoritarios para justificar una determinación más allá de los límites de la ética.

No es una decisión ilegal porque la designación alcanzó la mayoría constitucional, pero sí atropelló el procedimiento establecido en el Acuerdo de las Comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia, por el que se emitió la Convocatoria correspondiente.

Rosario Piedra fue la peor evaluada, obtuvo sólo un punto de las comisiones responsables que evaluaron a quienes se registraron en el proceso. Además, falsificó una carta de apoyo para respaldar su reelección y no tuvo el aval de las organizaciones sociales que participaron en el proceso de auscultación y cuya opinión debe ser considerada para la terna que se propone ante el pleno del Senado, según la Constitución. Nashieli Ramírez, Presidenta de Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, fue quien obtuvo la mejor calificación.

Morena y aliados ignoraron el llamado de diversas organizaciones civiles, integrantes del colectivo la “CNDH que queremos”, que demandó un “proceso transparente, abierto y participativo, que permitiera designar a una persona con un perfil independiente, autónomo y con amplia experiencia en materia de derechos humanos.” La gestión actual, advirtió el colectivo, “ha enfrentado serias críticas por no abordar de manera plena, objetiva e integral la crisis de graves violaciones a derechos humanos que atraviesa el país.”

Por su parte, el Centro Prodh señaló que, con la reelección se “premia indebidamente una gestión caracterizada por el debilitamiento institucional, la inacción y la pérdida de autonomía” y, advirtió que “la reelección en la CNDH es un mensaje desesperanzador para las víctimas del país y la crisis de derechos humanos.”

En 2023, también el Centro Prodh acusó que, en cinco años, las violaciones a derechos humanos que la CNDH acreditó con mayor frecuencia en sus recomendaciones estuvieron relacionadas con la inadecuada atención médica recibida en instituciones públicas de salud. Ello contrasta, resaltó, con el bajo número de asuntos abordados relacionados con detenciones arbitrarias y tortura, o ejecuciones extrajudiciales. En opinión de esta organización, la CNDH no atendió problemáticas actuales y apremiantes en materia de seguridad pública, en específico aquellas relacionadas con la actuación de instituciones como la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.

Y justamente este es el fondo del asunto. Más allá de si Morena y aliados acataron una instrucción del expresidente López Obrador para favorecer a Piedra, al aceptar esta designación sin chistar con el argumento de la división de poderes, el actual gobierno se asume como cómplice de las graves violaciones a los derechos humanos perpetradas por las Fuerzas Armadas en el marco de la política de seguridad, de la cual ella también es responsable.

Quien gana con la reelección de Piedra son los excesos de las Fuerzas Armadas y quien pierde son las víctimas, los derechos humanos y la democracia.

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