El caos que ha prevalecido en los mercados financieros a raíz de la imposición de una amplia gama de aranceles por parte de los Estados Unidos es un botón de muestra de que una época mucho más complicada en materia económica se está gestando.
Las pérdidas de los principales índices accionarios estadounidenses fueron mayores en tres días de lo que fueron en marzo de 2020 cuando el covid-19 empezaba a desencadenar temores de un estancamiento profundo. Del cierre bursátil del miércoles 2 de abril al cierre de ayer lunes el Dow Jones había caído más de 10%, el S&P 500 10.7%, la caída del Nasdaq en tres días ha sido de 11% y la del NYSE cercana al 10%. Las pérdidas se extienden al inicio de la administración trumpista. Del 20 de enero al cierre del siete de abril las caídas han sido de 13.8%, 16.3%, 19.2% y 11.4% respectivamente.
La caída es global. El principal índice de la Unión Europea ha caído 12.3% desde el 2 de abril. La bolsa francesa casi 12%, la alemana 11.6%, la inglesa 10.5%. El índice coreano, el Kospi, ha perdido un poco más de 8%. Las bolsas japonesas han tenido caídas más profundas. En solo tres días el Nikkei cayó 12.8%, el Topix 13.6%. Billones —millones de millones— de dólares borrados en tres días.
Es difícil darles contexto a esas cifras. Tantos dígitos complican dimensionar el golpe económico. Las comparaciones no se harán esperar. Me permito comentar la publicada el lunes por el diario Reforma en Templo Mayor. Algunos estimados señalan que la pérdida de valor en dos días, solo jueves y viernes, rebasa los 6.6 billones de dólares. Considere que la economía mexicana, al cierre de 2024, alcanzó un valor nominal en dólares cercano a los 1.77 billones.
Ante las pérdidas y el temor de que se acentúen las llamadas de margen no se han hecho esperar. Si la volatilidad sigue en aumento, como hasta el momento indica el principal índice de riesgo, es probable que se den liquidaciones forzadas de activos lo que insertaría a los mercados en una espiral decreciente. La crisis de confianza no se quedaría en los mercados financieros, sino que la economía real tomaría el golpe.
¿La pérdida de valor de estos días se recuperará en los siguientes? ¿Faltará escuchar el siguiente anuncio de Trump en el que explique por qué esta guerra comercial es lo mejor que le puede pasar a Estados Unidos? ¿Se puede contener el daño? ¿Hay algo que puedan hacer las demás economías, de forma unilateral o en conjunto, para tratar de mitigar el daño que enfrentan en este entorno arancelario?
La incertidumbre general sobre la política comercial, la duración de esta guerra comercial, el impacto global en las cadenas de suministro hacen que el panorama sea aún más complejo. El aumento de los costos de importación y la caída en la demanda global afectarán negativamente el crecimiento económico. Países como México, Brasil y Argentina ya enfrentan dificultades estructurales, y un contexto de tensión comercial internacional podría complicar aún más su recuperación. ¿Será suficiente el Plan México? ¿Alcanzará para contener el choque?
El caos en los mercados financieros es solo la punta del iceberg de una serie de factores que podrían desencadenar una recesión global. Las medidas que se tomen en los próximos meses serán cruciales para mitigar en lo posible los efectos negativos y restaurar la confianza. ¿Se puede detener la destrucción de valor?
@ValeriaMoy