A lo largo de la historia, la humanidad ha evolucionado gracias a personas que han tenido como misión contribuir a un mundo mejor. Conviviendo con otros que no solo se han dedicado a dañar ese objetivo, sino que han actuado de manera perversa, para afectar a los de su misma especie.
Estas criaturas salvajes son más peligrosas que los animales que habitan, por ejemplo, la sabana africana, porque se comportan como depredadores de la raza humana y son una expresión parcial del estado de la naturaleza que elaboró el filósofo político Thomas Hobbes (el hombre es el lobo del hombre).
Hace unos días se daba cuenta de dos hechos lamentables que envilecen el legado humano, me refiero al tiroteo en la Universidad de Brown, en el estado de Rhode Island, que quitó la vida a dos estudiantes e hirió a otros nueve, todo ocurrido en el interior de la institución educativa.
Y el segundo hecho, la matanza que dejó al menos quince muertos y más de cuarenta heridos en la festividad judía, Hanukkah, mejor conocida como la fiesta de las luces, en la playa de Bondi Beach; todo ocurrió durante el inicio de una conmemoración religiosa realizada en Sídney, Australia.
No importa la religión que cada persona profese, de ninguna manera debe ser motivo para ejecutar un crimen artero. No debe importar si eres judío, palestino, musulmán, católico o creyente de otra religión. Tampoco la raza o alguna otra justificación que quiera darse para agredir.
El portal de noticias emeequis.com reportó que en Estados Unidos durante 2025 se han registrado más de 70 tiroteos en recintos escolares —incluyendo escuelas y universidades—, según un análisis de fuentes como CNN, Gun Violence Archive, Education Week y Everytown for Gun Safety.
El común denominador de los ataques en el mundo es la facilidad para acceder a armas, una ideología fundamentalista, sumado a la pérdida de valores y un creciente radicalismo, que incentivan que los demonios estén sueltos.
En otra esfera de comportamiento, tenemos a quienes contribuyen a un mundo mejor, y que han expuesto su propia vida para salvar al prójimo con independencia de religión, credo, color de piel o raza. Tal es el caso de Ahmed al Ahmed, un musulmán australiano de origen sirio, quien arriesgó su vida para desarmar a uno de los atacantes en la playa de Bondi Beach; autoridades de todo el mundo han elogiado su valentía, si bien, en la confusión, luego de su acto heroico, recibió dos disparos.
Ahmed al Ahmed es un ciudadano australiano que emigró de Siria en 2006, tiene dos hijas de 3 y 6 años, según declararon sus padres a la Australian Broadcasting Corporation. Él estaba tomando café con un amigo cerca de la playa cuando escuchó disparos, se dispuso a ayudar, no sin antes pedirle a su acompañante que diera un mensaje a su familia por si perecía en el intento de salvar a la gente, a la que no conocía. El llamado interno lo movió a anular a uno de los dos atacantes armados.
Otros ángeles también intentaron ayudar, pero desafortunadamente tuvieron otro final. Me refiero a Boris y Sofía Gurman, quienes valientemente trataron de proteger a otros antes de ser asesinados por uno de los perpetradores del ataque, al forcejear con este para quitarle su arma.
En estos tiempos vivimos entre ángeles y demonios, hoy en este día, solsticio de invierno, el deseo es que confluyan las mejores energías, para que puedan neutralizar a toda esta serie de demonios que tanto daño le hacen a la humanidad.
Abogado y activista, maestro en Ciencias Penales. Autor del libro “El ciudadano republicano y la cuarta transformación”.

