El concepto proviene del latín ceteris (otras cosas) y paribus (igual); y fue usado por el economista británico Alfred Marshall a finales del siglo XIX para estudiar variables económicas desde una mirada social, bajo la premisa de que todo sigue igual, excepto la variable de estudio.
En economía y otras disciplinas, permite conocer el efecto de una sola variable en un sistema complejo, lo que resulta especialmente útil en momentos de incertidumbre, como los que enfrentamos actualmente, con entorno económico internacional que desafía nuestra capacidad de predicción y toma de decisiones. Sin embargo, en política, asumir que las condiciones permanecerán inalteradas, excepto lo que uno mismo haga, es un error estratégico que por lo común pone en evidencia la inexperiencia de un encargo público.
México tiene una gran oportunidad para la estabilidad política y económica luego de las elecciones de 2024, mismas que han redefinido los equilibrios de poder, pero la relación entre los distintos actores políticos está en permanente reconfiguración y aunado a ello la sociedad busca respuestas inmediatas a problemáticas como la inseguridad, la justicia, la salud y en general el acceso los derechos fundamentales. En este contexto ¿hasta qué punto se puede hacer política asumiendo que todo seguirá igual?
Muchos gobiernos y actores políticos han caído en la tentación de operar bajo el supuesto de que ciertos factores clave permanecerán constantes. Algunos suponen que la lealtad electoral es inamovible, que la economía seguirá un curso predecible o que las instituciones conservarán su equilibrio sin intervención activa. Sin embargo, la realidad y la experiencia nos ha demostrado que ninguna de estas premisas es sostenible sin una comprensión completa de cada situación y con ello la capacidad de cambio y adaptación constante. La volatilidad de la economía global, las dinámicas de participación ciudadana y los cambios en la percepción de la seguridad son solo algunos ejemplos de variables que desafían cualquier modelo de predicción política.
En México, la estabilidad política ha dependido históricamente de pactos explícitos e implícitos entre sectores clave. Sin embargo, el 2025 nos muestra que esos equilibrios son más frágiles de lo que se creía y para ejemplo está la actual relación de EU con el resto del mundo. En este sentido, aplicar un análisis ceteris paribus a la gobernabilidad local, estatal e incluso nacional e internacional, nos puede llevar a la toma de decisiones subestimando riesgos, sobrestimando apoyos y malinterpretando los efectos de cada decisión política.
La política no opera en condiciones de laboratorio donde se puede aislar una variable y analizar su impacto en un sistema controlado. Por el contrario, en política cada decisión genera efectos que alteran profundamente el entorno y las relaciones existentes. Quienes logren entender esta complejidad y adaptarse con rapidez, tendrán mayores oportunidades de éxito en la conducción del país. Para ello existen herramientas como la prospectiva, diseño de escenarios y la teoría de la complejidad
Con el desarrollo exponencial de las tecnologías, una economía global retadora y generaciones de jóvenes que exigen nuevas respuestas a problemáticas que antes ni siquiera alcanzábamos a reconocer; con cambios constantes, incluso en el lenguaje con el que nos expresamos, los espacios de debate y las herramientas con las que interpretamos nuestra realidad; lo único que no cambiará en nosotros es este ánimo, carácter e intención por seguir desde las universidades, formando a los futuros actores que desde su mirada y subjetividad transformarán la realidad de nuestro país, para hacer de México un lugar mucho mejor de lo que ahora mismo alcanzamos a imaginar.
Académico y especialista en políticas públicas en materia de procuración de justicia y paz