Con dificultad se supo el nombre de quienes participarían en la elección para renovar el poder judicial, y surgieron listas de por quién votar, y poco después otras de por quien no votar. Arranques con poca preparación y una sospecha de ambición. Algunas tiraban línea más que razonar, o forman parte del tianguis de votos: “prestas un nombre y te damos otro”.

Al principio se contaba con el nombre, lo académico y lo profesional, que dice poco y a veces nada de la idoneidad de quienes se postulan. Las primeras listas prácticamente hablaban sólo de las candidaturas a la Suprema Corte. Las aspiraciones mostraban poca estatura.

Pero poco a poco se han presentado los candidatos ante públicos diversos: académicos, medios de comunicación, empresarios, en plazas y en las calles y las casas.

Entre las entrevistas destaco un grupo de hombres y mujeres que han hecho carrera judicial: empezaron sacando copias, cociendo expedientes, trabajando de actuarios y han terminado como secretarios (que son quienes preparan las sentencias) o jueces que aspiran a magistrados. Pasando exámenes entre miles de aspirantes. Sólo que para dar el siguiente paso se topan con un muro que sólo es posible sortear con el apoyo de “arriba”. Así que ven en esta elección la posibilidad para equilibrar sus oportunidades.

La tragedia sería no escucharlos y que ganen los que tiran línea antes que convencer. Por lo pronto, una mayor cantidad de votantes está conociendo por primera vez en qué consiste y cómo se organiza el poder judicial.

Vea las entrevistas a las y los candidatos, sus propuestas y hasta el final el currículo. No tenga miedo. Haga su lista. Esta puede y es deseable vaya cambiando hasta poco antes de la elección. De este proceso saldrán quienes lo juzgarán ante cualquier conflicto penal, civil o laboral.

Para dar sentido a la urgencia de participar a conciencia, a la par de los inventarios de candidatos, recordemos una lista entre todas las de sufrimiento y desesperación que se han vuelto cotidianas en nuestro país. Lo que sigue es lo que nos mueve.

Esta lista está completa, y le falta todo

La Sierra Otomí-Tepehua es una región maravillosa compartida entre Hidalgo y Puebla. Conocida por sus vinos y la comida placera de Acaxochitlán, los bordados de Tenango de Doria en Hidalgo, y el papel amate de San Pablito, en Pahuatlán, Puebla.

El horror comenzó la noche del 19 de septiembre de 2022 cuando dos jóvenes trabajadores de la taquería Los Vales salieron a caminar en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Ya no se volvió a saber nada de ellos. Tampoco se podía adivinar que era el inicio de una tragedia mayor.

9 jóvenes trabajadores del mismo negocio que vivían juntos para reunir el dinero suficiente para pasar la frontera fueron levantados el martes 20. De estos, 2 son menores de edad y 4 son originarios de San Pablito y Xochimilco en Pahuatlán. El dueño, originario de San Mateo, Acaxochitlán, Hidalgo, fue levantado junto con dos sobrinos en el momento que llegaba de un viaje. Otros más lo serán en su domicilio y en otra sucursal. Dos mujeres resguardan a sus hijos y van en busca de sus maridos. No se ha vuelto a saber de ellas. Una más, regresa para abrir la taquería y salvar el negocio y es levantada junto a 5 trabajadores.

En total 26 personas fueron desaparecidas. 8 son de Pahuatlán, el resto son de San Mateo, Acaxochitlán, excepto 3 que son de San Luis Potosí. Las familias solicitan que entre todos los desaparecidos: hombres, mujeres y autoridades estatales, la justicia federal aparezca y atraiga el caso.

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