El 11 de febrero, Donald Trump volvió a demostrar su desprecio por la legalidad internacional con su declaración sobre la posibilidad de que Estados Unidos tome control de Gaza. Este tipo de afirmaciones no solo son inapropiadas y políticamente incendiarias, sino que también atentan contra los principios del derecho internacional y los acuerdos vigentes. La propuesta de Trump no solo es inviable, sino completamente ilegal bajo cualquier marco de soberanía y autodeterminación.

El derecho internacional es claro respecto a la ocupación y apropiación de territorios. La Carta de las Naciones Unidas establece en su Artículo 2(4) que "todos los Miembros deberán abstenerse en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado". La sugerencia de Trump de que EE.UU. podría tomar control de Gaza es, por tanto, una violación directa de este principio.

Además, la Convención de Ginebra prohíbe la anexión forzosa de territorios ocupados. La Franja de Gaza, según el derecho internacional, sigue siendo un territorio ocupado por Israel desde 1967. Cualquier intervención unilateral de EE.UU. solo exacerbaría el conflicto y legitimaría aún más las violaciones de Israel en la región.

Las reacciones no se hicieron esperar. Naciones Unidas, la Unión Europea y países clave como Francia, Alemania y Turquía han condenado de inmediato la declaración de Trump, considerándola una "provocación peligrosa" y "una violación de los acuerdos existentes sobre el conflicto palestino-israelí". Egipto y Jordania, que han trabajado activamente por una solución pacífica en la región, también han calificado la idea de "inadmisible".

Incluso dentro de EE.UU., las reacciones han sido mixtas. Mientras que los sectores más radicales del Partido Republicano apoyan cualquier medida agresiva respecto al conflicto en Medio Oriente, muchos analistas consideran que esta postura de Trump solo agrava la situación y socava los intereses estadounidenses en la región.

Gaza es una de las regiones más densamente pobladas del mundo, con aproximadamente 2.2 millones de habitantes en solo 365 km². La crisis humanitaria en la región es alarmante: según la ONU, más del 80% de la población depende de la ayuda humanitaria, y la tasa de desempleo supera el 45%. La infraestructura ha sido devastada tras años de bloqueos, conflictos y ataques aéreos israelíes.

El último informe de la OMS destaca que el 60% de los hospitales en Gaza no están operativos debido a la falta de electricidad y suministros médicos. La declaración de Trump ignora completamente esta realidad y plantea una "solución" que solo aumentaría el sufrimiento del pueblo palestino.

En los últimos días, Hamas declaró una "pausa táctica" en sus operaciones para permitir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza y facilitar negociaciones en curso con mediación de Qatar y Egipto. Durante el fin de semana, se permitió la evacuación de heridos y la distribución limitada de suministros básicos en la Franja. Sin embargo, la reanudación de ataques por parte de Israel ha vuelto a tensar la situación, dejando en evidencia la fragilidad de cualquier acuerdo temporal. Las conversaciones en Doha han estado centradas en un posible alto el fuego prolongado, pero la postura intransigente del gobierno israelí y las declaraciones de Trump dificultan un avance significativo.

Estados Unidos, al tomar una postura de apropiación, estaría violando los acuerdos de paz establecidos bajo la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide la retirada israelí de los territorios ocupados y un proceso de negociación para la paz duradera en la región.

Desde la reactivación del conflicto, Israel ha violado múltiples acuerdos previos. Organizaciones como Human Rights Watch han documentado casos de bombardeos a infraestructura civil, ataques a hospitales y desalojos forzados en Cisjordania. El último informe de Amnistía Internacional denuncia que las acciones israelíes en Gaza podrían constituir crímenes de guerra, algo que la Corte Penal Internacional ya está investigando.

El futuro de Gaza no debe decidirse en Washington ni en Tel Aviv, sino en las negociaciones entre las partes directamente afectadas. Mientras figuras como Trump continúen promoviendo ideas neocolonialistas, la paz seguirá siendo una meta lejana.

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