Ante el incidente, el oportunismo. Ocurrió con el tema del “agua contaminada” y vuelve a pasar con la lanzadora de dovelas de Tacubaya.
En la Benito Juárez no hubo del grupo gobernante de la alcaldía ni un garrafón, intervención informativa, lavado de cisterna o una pista colaboradora. Abandonaron hasta a sus electores.
En el caso de la dovela hay una escena ilustrativa en la misma dirección. Las fuerzas políticas en control de la Presidencia de la República entre el 2000 y el 2018 dejaron una secuela de corruptela y obra pública inconclusa.
La construcción del Tren Interurbano entre la CDMX y el Estado de México —un trayecto de 57.7 kilómetros en beneficio de 230 mil personas al día—, representaba la obra insignia del presidente priista Enrique Peña Nieto. Anunciada en 2012, empezó a levantarse en 2014 y estaba previsto concluirla en 2017. No ocurrió así.
La misma Auditoría Superior de la Federación señaló diversas fallas, como falta de liberación de derechos de vía para prevenir protestas y juicios que suspendieron en distintos momentos la construcción, y licitaciones desiertas, así como un costo casi 200 por ciento más alto de lo proyectado.
Errores de planeación y presupuesto retrasaron e hicieron imposible culminarla, heredando la responsabilidad y la sobrecarga presupuestal a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Un entorno a resolver por Morena.
Con la actual administración, los trabajos se dividieron en un paquete electromecánico y cuatro tramos, uno de ellos ya opera en el trayecto Zinacantepec-Lerma, inaugurado en septiembre del año pasado.
En uno de esos tramos, en la zona de la Presa Tacubaya, en la colonia Liberales de 1857, en Álvaro Obregón, fue donde la madrugada del miércoles una lanzadora de dovelas de más 200 metros y 800 toneladas —una estructura metálica que permite tomar trabes desde un vehículo de carga para desplazarlas hasta su lugar de colocación— se desplazó sin provocar daños en viviendas o personas lesionadas.
El incidente en la obra del Interurbano detonó, como en otras ocasiones, oportunismo de una oposición donde la rapacidad incapaz de situar el rezago de la obra en la irresponsabilidad de las administraciones anteriores parece neutralizarlos éticamente. ¿Criticaron al PRI? Para concluir proyectos de esa magnitud, pero con la intención de detener la caída en las preferencias electorales nacionales y locales, donde las candidatas Claudia Sheinbaum y Clara Brugada llevan una ventaja de hasta 20 puntos, actualizaron nuevamente la tentadora viralización con la hermenéutica correspondiente.
En sus intentos por responsabilizar al gobierno de Martí Batres y al obradorismo, pierden de vista que la verdadera caída está en la democracia electoral subordinada a la demagogia y a la ausencia de madurez política. Podrían dedicarse a generar puntos de encuentro programáticos necesitados por toda la ciudadanía.
