En medio de los mensajes amenazantes y expansionistas de Donald Trump, la estrategia del gobierno de la presidenta Sheinbaum para enfrentar la que será sin duda la prueba de fuego para su administración y su presidencia no acaba de transmitir del todo la confianza y la certidumbre que necesitará el país en los meses y años turbulentos que se vienen con la segunda presidencia del magnate estadounidense.
Las respuestas que hasta ahora le ha dado la mandataria mexicana al presidente electo de los Estados Unidos oscilan entre el desenfado, la ironía no siempre bien lograda y un discurso nacionalista de defensa de los mexicanos que apela a conceptos de soberanía y de unidad nacional, esto último algo difícil de lograr en los tiempos de polarización y división que se viven entre los mexicanos.
Pero en todos los casos en los que la Presidenta ha salido a responderle a Trump, desde sus primeros amagos de aranceles, cierre de fronteras y deportaciones masivas, hasta las amenazas cada vez más fuertes de declarar “organizaciones terroristas” a los cárteles mexicanos o sostener que “México está completamente dirigido por los cárteles del narcotráfico”, la Presidenta deja la sensación de que le falta contundencia y en ocasiones ingenio para enfrentar los dislates y amedrentamientos verbales del próximo inquilino de la Casa Blanca.
Con todo, no se puede afirmar que la Presidenta lo haya hecho mal o que no le estén funcionando, al menos hasta ahora y solo como simple contención, sus respuestas a Trump. Porque hasta ahora queda claro que, comparado con Justin Trudeau y su desesperada estrategia de correr a tirarse a los pies del magnate, le ha ido mejor a México en estos escarceos verbales a los que ni siquiera pudo sobrevivir el primer ministro de Canadá, que terminó presentando su renuncia al cargo, ante el debilitamiento profundo que sufrió la imagen de Trudeau y la percepción de que Trump (que lo llegó a llamar públicamente “gobernador Trudeau”) lo ninguneaba y no le tenía el menor respeto.
En el caso de la Presidenta de México, Trump ha sido mucho más cuidadoso en el uso del lenguaje para referirse a ella, aunque no así en la dureza de sus críticas a su gobierno y a las fallas del país en materia migratoria y, sobre todo en la incapacidad e indolencia para desmantelar y someter a los cárteles de la droga que, efectivamente, controlan y gobiernan varias regiones de México. Tal vez sea por la “amistad” o el trato que recibió del expresidente o porque finalmente trata con una mujer –sobre todo él que ha sido acusado y enjuiciado por conductas misóginas—, pero hasta ahora ha sido cuidadoso y hasta elogioso al referirse a la presidenta Sheinbaum.
Como sea, estamos a 11 días de que inicie la “era Trump” y se comiencen a hacer realidad algunos de sus amagos y amenazas en contra de México, su gobierno y sus migrantes ilegales en los Estados Unidos. El grupo de reacción y negociación de la doctora, encabezado por el canciller Juan Ramón de la Fuente y secundado por el titular de Economía, Marcelo Ebrard, dice tener ya listas las estrategias, datos y la información con la que intentarán “negociar y dialogar” con sus contrapartes del próximo gabinete trumpista.
Ayer mismo, al recibir en Palacio Nacional a todos los cónsules y embajadores que conforman el cuerpo diplomático de México en el mundo, entre los que se encontraban los 51 cónsules de ciudades estadounidenses y el actual embajador en Washington, Esteban Moctezuma, la Presidenta les dijo a los diplomáticos que deben estar listos para “buscar acuerdos” con las autoridades estadounidenses en caso de que comiencen las hostilidades contra mexicanos.
Por las formas y el discurso que tienen desde la Presidencia, pareciera que, efectivamente ya tienen bien definido cómo responderán y actuarán ante medidas extremas ordenadas por el futuro presidente de Estados Unidos; ahora sólo falta ver si las estrategias les funcionan y si la reacción del gobierno y de la presidenta Sheinbaum son las adecuadas cuando terminen los rounds de sombra declarativos y vengan las acciones, decisiones y golpes reales contra México y los mexicanos.
Y en medio de ese ambiente que se vuelve cada vez más tenso y hasta tóxico en la siempre compleja relación bilateral con los Estados Unidos, algo que no checa con la idea de que todo está listo para enfrentar a Trump y sus halcones, es la permanencia de Esteban Moctezuma al frente de la embajada en Washington. Fuentes de la cancillería confirman que sí se planteó un cambio necesario en la principal embajada mexicana en el exterior y que se han estado analizando y presentando perfiles de diplomáticos y políticos a la Presidenta para que ella decida, pero que hasta ahora, la doctora no toma la decisión de nombrar a un nuevo embajador en Washington.
Por lo pronto, ante la indecisión, ayer se vio muy sonriente llegando a la reunión en Palacio Nacional a Esteban Moctezuma Barragán, el embajador que ha ocupado el cargo desde la última mitad del sexenio pasado. Y no deja de ser interesante que Moctezuma, que tiene una amplia y acreditada carrera en el servicio público y la política, desde los tiempos en que se le veía como el “delfín” de Ernesto Zedillo y su paso por Gobernación, Sedesol, la dirigencia del PRI y la Cámara de Diputados, hasta su resurrección política con López Obrador en la SEP y la embajada, también tiene un vínculo cercano y directo con Ricardo Salinas Pliego, quien lo acogió y lo rescató en su caída política creándole una Fundación desde la cual Esteban hizo labor social y se mantuvo vigente.
Y ahora que su antiguo jefe Salinas Pliego se ha convertido en el más duro crítico de la 4T y de los gobiernos de Morena, sería interesante saber con cuál de las dos lealtades se quedará don Esteban, aunque a juzgar por su permanencia en el gobierno de la doctora Sheinbaum, parece que ya se definió.
NOTAS INDISCRETAS… Ayer llegó a mis manos, como regalo de un buen amigo, una caja de cartón impresa con la imagen de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, y con el logotipo del partido gobernante y en una esquina la leyenda: “Honestidad, Resultados y Amor al Pueblo". En su interior venía un reloj dorado, con extensible de piel sintética y en cuya caratula aparecía también una fotografía de Luisa María Alcalde, con la leyenda Pta. C.E.N y otra vez el logo oficial de Morena. La persona que me lo dio aseguró haberlo obtenido de alguien que colabora en el Comité Ejecutivo Nacional del partido guinda y a partir de tener el objeto en mis manos decidí subir un mensaje a mi cuenta de X en el que publiqué la fotografía del reloj y la caja señalando que mientras escasean los recursos públicos en varios sectores del gobierno, se mandaron a hacer relojes con la imagen de la dirigente morenista en un tema de culto a la personalidad. La reacción de Luisa María Alcalde, como suele hacerlo, fue visceral y pretendiendo negar que ella haya mandado a fabricar esos relojes con su imagen, dijo que “esta imagen que circula en redes sociales y que difunde García Soto es absolutamente falsa”, luego comentó que en Morena no mandaron a hacer ni regalaron relojes con su imagen ni la de ninguno de sus dirigentes, para rematar con su trillado y falso “con todo respeto, no somos iguales”. Y parafraseando a doña Luisa, no somos iguales, porque la imagen que yo difundí en mi cuenta de X no es falsa, es real y tengo en mi poder el reloj y su estuche en donde aparece estampada su imagen y los logotipos de Morena, tal y como lo mostré ayer en un video que subí a la misma red social. Si, como afirma, ella no mandó a hacer los relojes con su foto con recursos de Morena, sería entonces interesante saber quién está utilizando su imagen, que no es cualquier cosa, y aclarar si hubo quien quiso quedar bien con ella y le mandó a fabricar los mentados relojes personalizados. En todo caso, es a ella a quien le debería interesar saber quién anda mandando a hacer relojes con su rostro y cómo por qué o ¿a cambio de qué?...¿Qué hacía el pasado martes por la tarde Jesús Ramírez Cuevas en las oficinas de la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada? Porque al coordinador de Asesores de la Presidencia de la República lo vieron en el Palacio del Ayuntamiento moviéndose como “Pedro por su casa” y estaba en horas hábiles, en las que se supone que está laborando en Palacio Nacional. Que don Jesús es amigo de Brugada, eso ni dudarlo porque es bien sabido que fue él quien encabezó la campaña en contra de Omar García Harfuch y a favor de la actual gobernante capitalina, pero lo que no se sabe con claridad es si el exvocero presidencial, recientemente defendido con vehemencia por la presidenta Sheinbaum, también tiene dos cachuchas y dos jefas…Se lanzan los dados. Nos cayó una Doble Escalera.