La tragedia por las intensas lluvias que afectaron a 5 estados de la República cumple mañana dos semanas y todavía, en las zonas de mayor desastre en el norte de Veracruz, en la Sierra Norte de Puebla, y en la región huasteca de Hidalgo, sus habitantes denuncian que no han recibido toda la ayuda y el apoyo que les prometieron los gobiernos federal, estatal y municipales.

La basura, el lodazal y la suciedad aún se pueden observar en varias colonias de Poza Rica que no han sido limpiadas, igual que en Álamo Temapache, donde la gente sobrevive en medio de los desechos y bacterias que dejaron las inundaciones; en Huauchinango, el primer lugar afectado que visitó la presidenta Claudia Sheinbaum, los pobladores y familias demandan la ayuda humanitaria que les prometieron y que no ha llegado, mientras que en la sierra huasteca de Hidalgo 13 comunidades aún continúan aisladas ante el derrumbe de caminos y carreteras.

La escasez de agua potable y la falta de energía eléctrica es una denuncia que aún se escucha en varios de los municipios afectados, en donde la misma población afectada ha tenido que limpiar y retirar escombros porque no llegan equipos de limpieza. No hay tampoco desinfección de las zonas inundadas en las que permanecen los residuos de lodos y aguas negras, como se observa en fotografías tomadas ayer en Poza Rica, en donde permanecen muebles, autos y otros enseres amontonados sin que se vean cuadrillas o equipos de limpieza de ninguno de los niveles de gobierno.

Ayer, en Poza Rica, por ejemplo, familias de varias colonias afectadas denunciaban que entre la ayuda que les han llevado hay muchas despensas con alimentos para preparar, pero ninguno de ellos tiene gas y mucho menos estufas para cocinar, por lo que piden que el gobierno mande apoyo y estufas para instalar comedores en los que se puedan aprovechar los alimentos que la sociedad de todo el país ha hecho llegar y que hoy están amontonados sin poder ser preparados por que no tienen cómo cocinarlos.

El domingo pasado, cuando ya habían transcurrido 10 días desde las inundaciones y deslaves, la presidenta Sheinbaum estuvo de visita en Pantepec, Puebla, y ante los reclamos de los pobladores que acusaban que no les ha llegado la ayuda humanitaria que ella misma prometió en su primera visita a la región, la mandataria les contestó que “no se puede todo en una semana” y les aseguró que “van a recuperar todo lo que perdieron”.

Pero se cumple la segunda semana y las quejas y reclamos de los damnificados continúan. Varios alcaldes de las poblaciones más afectadas han sido repudiados y hasta corridos de sus municipios por pobladores enardecidos que los acusan de no apoyarlos y de presentarse varios días después de ocurridos los desastres. A la alcaldesa de Álamo, la morenista Blanca Lilia Arrieta, ayer los habitantes de ese municipio la corrieron y le aventaron lodo, reprochándole que apenas se apareció en las zonas afectadas.

Al alcalde de Huachinango, Rogelio López Angulo, también de Morena, los damnificados lo acusan de no apoyar a la población y la misma presidenta Sheinbaum lo reprendió públicamente al decirle que no le creía a él sino a la población que le decía que no estaba ayudando a sus habitantes. También al presidente municipal de Poza Rica, Fernado Luis Remes, lo apedrearon cuando se apareció en las zonas devastadas en una camioneta de lujo.

Entre los gobernadores de los estados en los que ocurrieron los desastres por las lluvias, la más cuestionada y señalada por sus gobernados ha sido sin duda la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien generó rechazo y animadversión con sus declaraciones que calificaron la devastación provocada por el Río Cazones en Poza Rica, como un “ligero desbordamiento”. A la mandataria se le ha visto poco en las zonas de desastre y cuando ha llegado a acudir lo hace en camionetas del Ejército y evita el contacto directo con los damnificados que le reprochan la falta de alertamientos y ayudas en estas inundaciones.

Y en respuesta a las críticas que ha recibido por su actuación ante esta tragedia de dimensiones mayúsculas, ayer la gobernadora Nahle publicó un video en redes sociales donde, en todo amenazante y soberbio, les dice a los veracruzanos y a sus críticos que digan lo que digan ella gobernará hasta el 2030:

“Nadie la quiere, que barbaridad, qué barbaridad, de quién fue la culpa que lloviera tanto, por qué llovió tanto Rocío Nahle, no bueno pues es gente que no ve más allá, porque en un momento tan crítico, siempre hay buitres, hay la carroña. Ha sido una mezquindad, esa es la palabra. Yo fui electa democráticamente para el 2030, hasta el 2030 y voy a servir al pueblo, porque no estoy para darle gusto ni contentillo a los opositores, a los del MacPrian. Yo estoy para servirle al pueblo de Veracruz, habrá a quien no les guste o sus intereses se vean dañados, pues lo siento mucho, mi encargo es velar por el bien de los veracruzanos y de Veracruz”, dijo la gobernadora morenista en respuesta a quienes han criticado su actuación frente al desastre.

Y en eso último tiene razón Rocío Nahle, sí hay “a quien no le gusta” la forma en que ha respondido ante esta tragedia de dimensiones mayúsculas, pero no todos son ni opositores, ni críticos, y algunos de los que no ven bien su actuación en estos momentos, también son de su propio partido y para mayores señas, despachan en Palacio Nacional.

Al menos eso es lo que cuentan algunos de los gobernadores de los estados afectados que han estado en varias reuniones virtuales que ha tenido la presidenta Sheinbaum con los mandatarios estatales. “Cada que hablaba Rocío, la presidenta hacía caras de disgusto y se le notaba en la expresión que no está nada contenta con su trabajo en este desastre”, nos comentaron un par de los gobernadores que presenciaron la forma en que la doctora se dirigía y cuestionaba a la gobernadora de Veracruz. ¿A ella también le dirá mezquina, buitre y demás adjetivos?

NOTAS INDISCRETAS… La ayuda de 70 mil pesos anunciada para la reconstrucción de las viviendas afectadas por las inundaciones en Veracruz, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo, no sólo parece claramente insuficiente, cuando hay viviendas completamente destruidas que, en promedio estaban valuadas entre 200 y 300 mil pesos en las zonas más populares. Lo que anunció esta semana la presidenta Sheinbaum, sobre el censo de 70 mil 455 viviendas afectadas, a cuyos propietarios se les darán los mencionados 70 mil pesos, es exactamente lo mismo que entregó el gobierno de López Obrador a los damnificados del Huracán “Otis” en Acapulco en el 2023. Y si en aquel año muchos acapulqueños decían que 70 mil no les alcanzaban más que para comprar algunos sacos de cemento y ladrillos, hoy en 2025 se ve más que difícil que esa cantidad les alcance para una reconstrucción completa y bien realizada. El promedio del precio de un saco de cemento de 50 kilos en México va de los 270 a los 320 pesos y según cálculos de la empresa Dutum Company, una empresa africana que construye y reconstruye viviendas populares, para reconstruir una vivienda dañada, dependiendo del tipo de daño y lo que se va a reparar, se estima un promedio de entre 300 y 500 sacos de cemento de 50 kilos para reconstruir cimientos, paredes y otras estructuras básicas. Tan sólo en eso se les irían a los damnificados unos 15 mil pesos, sin contar otras reparaciones necesarias como pisos, ventanas, puertas, pintura, drenajes e instalaciones eléctricas. Al final lo que ocurrirá en esta tragedia por las lluvias será lo mismo que ya pasó en Acapulco hace dos años: la gente, desesperada y necesitada, aceptará los 70 mil pesos que le dará el gobierno, aunque no le alcancen para reconstruir sus casas, y terminará gastándoselo en otras cosas sin que las viviendas afectadas, como todavía ocurre en algunas zonas populares de Acapulco, sean debidamente rehabilitadas. Lo más extraño es que la presidenta se cansó de repetir que “dinero sí hay y suficiente para apoyar y reconstruir en esta tragedia”. ¿Y entonces? Si hay tantos recursos como decía la mandataria ¿por qué darán sólo 70 mil pesos por vivienda dañada cuando saben claramente que eso no les alcanzará para nada?…Y aunque por ahora la prioridad es ayudar a los damnificados y que vuelva la normalidad que aún no llega a las zonas afectadas, nadie en este país, al menos desde el gobierno, está hablando de lo que también pasó en esta emergencia por lluvias tan abundantes y repentinas en los cinco estados: los protocolos de protección civil, Conagua, y de los propios gobiernos federales, estatales y municipales, son protocolos que tienen más de 45 años de haber sido diseñados y que, en la mayoría de los casos de emergencias por desastres naturales, no se han actualizado a los efectos del cambio climático. Ya desde “Otis”, hace dos años, las autoridades de entonces se escudaron en que “fue muy difícil predecir el crecimiento inusual y tan fuerte que tuvo el huracán” y ellos mismos invocaron al cambio climático como el responsable de que no haya habido tiempo suficiente para alertar y evacuar a la población en Acapulco. Y ahora, dos años después, y sin que hayan modificado nada, las mismas autoridades federales y locales, vuelven a decir que fueron lluvias atípicas”, que “fue muy difícil pronosticar que llovería tanto” y que la cantidad de lluvia que cayó en poco tiempo impidió alertar con mayor anticipación a la población. ¿Qué van a decir cuando venga el próximo desastre ya sea por lluvias intensas, por sequía, por huracanes o incendios forestales? Volverán a repetir sus mismas justificaciones y pretextos para no asumir la responsabilidad real que no han querido asumir: cambiar y rediseñar todos los planes, protocolos y medidas de emergencia ante desastres naturales porque, como ya ocurre en todo el mundo, los fenómenos climáticos se volverán cada vez más fuertes y atípicos, y claramente los protocolos actuales, de hace 45 años no servirán de nada. ¿Alguien en el gobierno federal entenderá eso y convocará a replantear todo el sistema Nacional de Protección Civil y la atención y prevención de desastres? Ni la secretaria del Medio Ambiente, Alicia Bárcena, ni la Coordinadora de Protección Civil y mucho menos los gobernadores, parecen entender que el clima ya cambió y seguirá cambiando y si no se toman medidas y se replantea la forma de enfrentarlos y prevenirlos, seguiremos de tragedia en tragedia y de justificación en justificación… A propósito de la secretaria Bárcena, tres días se tardó para salir a hablar del grave desastre ambiental provocado por Pemex en los ríos Pantepec y Tuxpan por la ruptura de uno de sus ductos. Y cuando lo hizo, apenas publicó un tuit la dependencia que encabeza, no para informar de la gravedad del daño ambiental o para condenar y anunciar una demanda en contra de la petrolera que se tardó en reparar el ducto provocando fuertes derrames en los dos ríos que abastecen de agua a varias comunidades; lo único que dijo la Semarnat de Alicia Bárcena, es que ya estaba todo resuelto y que Pemex ya había contenido el derrame, cuando las imágenes y videos que los mismos habitantes de la zona compartieron mostraban dos ríos negros y fuertemente contaminados. Y de la Profepa y de su titular Mariana Boy mejor ni hablamos. Ella ni siquiera ha hablado del derrame, ni siquiera en sus redes sociales y mucho menos se ha parado en la región para diagnosticar el nivel del daño provocado por el derrame petrolero. Y no es por criticar a la procuradora actual, porque la Profepa, desde que se calló y permitió la devastación de la selva maya y los acuíferos de la península por el Tren Maya de López Obrador, pasó a ser una dependencia que hace de todo, menos defender el Medio Ambiente…Los dados no dudan: Serpiente Doble.

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