Estas últimas semanas ocurrió en la Izquierda una conversación tranquila y muy interesante, por su dinámica, su territorio y por su resultado.
Una dinámica alejada del feroz combate que estila la política mexicana, un territorio tan amplio como el país y un resultado que dejó complacidos a una mayoría de los participantes.
Sucedió así.
Hace algunas semanas se anunció que Morena y el clan de Hank Rhon, el célebre mafioso de nefasto historial, se aliarían en Baja California.
Según esto, bajo el logo de Morena tres candidatos del clan competirían por tres alcaldías claves del estado. Ensenada, Tecate y Tijuana.
Las conversaciones al respecto se avivaron en las sobremesas, en los mítines de la candidata Claudia Sheinbaum y en las redes sociales.
Las frases en que se condensó lo que la alianza con Rhon significaba para la Izquierda fueron “lograr la hegemonía en el tablero político” o “preservar la identidad de la Izquierda”.
Entonces varias voces públicas de la Izquierda se declararon en contra del pacto en sus espacios periodísticos. Rescato las ideas claves en que se desplegó el alegato contra la alianza con el clan Rhon.
Así no. ¿Así para qué?
Morena se volverá el PRI.
Morena se volverá un frente tan amplio que no será ya nada, solo una máquina de Poder.
¿Morena le ganará al PRIAN mientras deja entrar bajo su puerta trasera al PRIAN?
El peligro nunca fue que Morena convirtiera a México en Venezuela. No. El peligro es que Morena vuelva a México otra vez territorio del PRIAN. ¿Cómo? Al dejar entrar por su puerta de atrás al gobierno a los prianistas que los electores sacamos con nuestros votos.
¿Si hoy es Hank, por qué no de una vez Salinas?
El jueves, en una carpa de Cuernavaca, donde la candidata a la presidencia de la Izquierda, Claudia Sheinbaum, se dirigía desde el templete a los militantes de Morena de Morelos, sucedió un altercado muy significativo.
Micrófono en mano, Claudia prometía que un próximo gobierno de Morena no admitirá la Corrupción, cuando varios militantes empezaron a corear:
—Como la de Cuauhtémoc Blanco.
Es decir, como la del futbolista que viene gobernando Morelos a patadas, bajo el logo de Morena.
Claudia pidió al mitin:
—Unidad. Unidad.
Pero la protesta contra Cuauhtémoc se generalizó bajo la carpa.
—Cuauhtémoc corrupto. Cuauhtémoc corrupto.
No pasó a más la disonancia. Pero el momento cifró, otra vez, el dilema de Morena, ahora usando un ejemplo real y no teórico. De hecho, Cuauhtémoc Blanco ya mal gobernó a Morelos cinco años bajo el antifaz de la Izquierda y de hecho Morena es ya en Morelos un logo desprestigiado.
Por fin el viernes circuló una declaración de varios “eméritos de Morena”, es decir: varios de los fundadores del partido. Los nombres incluían a Paloma Saiz, Paco Ignacio Taibo, Armando Bartra, Héctor Vasconcelos, entre otros.
La virtud de la declaración de los eméritos es que replanteó la opción en términos pragmáticos.
“Entendemos que estas decisiones pragmáticas se basan en alegados propósitos de hacer crecer el movimiento y su potencial electoral. Pero abundan las evidencias de que, en vez de sumar, a menudo tales maniobras restan”.
Es decir, traicionar sus principios podrá servirle a Morena para ganar una elección acá o allá, pero pasadas las elecciones, a mediano plazo, colocar personas no preparadas para el gobierno, corruptas y/o conservadoras, destruye al movimiento entero.
Por fin el viernes por la noche la secretaria general de Morena, Citlali Hernández, declaró que el pacto con el clan de Hank Rohn se disolvía. La razón que dio fue simple y sin adornos retóricos.
“La militancia la rechazó” y “la dirección del partido escucha”.
Morena ya había vivido otra controversia semejante en la CdMx, cuando la opción fue presentar como candidato a la elección para el gobierno de la CdMx a un policía sin atributos políticos, pero de inmensa popularidad, Omar García Harfuch, o a una activista social menos conocida, pero de capacidades extraordinarias para el gobierno, Clara Brugada.
Entonces, la decisión de la dirección de Morena fue la correcta. Clara Brugada. Como vuelve a ser hoy. Nada de Hank Rhones.
Bienvenidas más controversias vivas como estas. Mientras estén ancladas en la gente-gente, de ellas surgirán buenas decisiones.