-No llego sola, llegamos todas —suele repetir Claudia.
Lo que significa que generaciones de mujeres lucharon para que en México hubiera por fin una presidenta.
Y sí, la Presidenta no es solo una mujer, es una mujer feminista, y a diario imparte a la sociedad una pedagogía feminista.
Como por ejemplo la semana que hoy acaba, en que padeció una agresión en la calle y habló de ella en su conferencia mañanera en términos didácticos.
—Nos ha sucedido a todas…, y por eso debo levantar una demanda (contra el agresor).
Y sí, además de la pedagogía diaria, Claudia tiene previsto un proyecto feminista. El Sistema Nacional de Cuidados.
Pero no basta.
Es ahora precisamente cuando los millares de las otras feministas haríamos mal en tomarnos un descanso, porque es ahora cuando el feminismo como movimiento tiene su mejor oportunidad de lograr mayores objetivos.
Me explico más despacio.
Las historiadoras del feminismo han detectado que el movimiento de las mujeres se vuelve imparable en una sociedad cuando ha formado un triángulo con tres lados.
a. Hay un relato bien articulado y compartido por la gran mayoría de las mujeres.
b. En la política hay muchas mujeres feministas.
c. Y en las calles las feministas son legión.
En México las tres condiciones están logradas de sobra.
Contamos con un relato compartido por todas —y por los feministos, que son una buena tercera parte de los hombres.
No solo hay una Presidenta, también (y esto se nos suele olvidar) hay miles de mujeres políticas hoy en México. 6 secretarias de Estado, 8 gobernadoras, 523 presidentas municipales, 64 senadoras y 250 diputadas federales; mitad de l@s congresistas estatales; organizadoras, voceras y militantes de partidos políticos.
Es decir, una friolera de mujeres políticas.
Y en la calle, el feminismo llena los zócalos de las ciudades cada 8 de marzo con gigantesca ventaja de otros movimientos sociales, incluyendo a la 4T.
Lo que sigue ahora, y lo digo otra vez porque la tentación de hacerlo es inmensa, es que las mujeres en conjunto no nos tomemos una siesta de seis años con lo que respecta al avance de la causa de las mujeres.
O peor: que subordinemos el feminismo a causas ideológicas distintas: que lo usemos como un arma arrojadiza para beneficiar a otras causas.
Ahora les toca a las mujeres del relato (a ese sector pertenezco yo) llamar al movimiento feminista a abandonar la complacencia y el gradualismo para lograr, en un salto de audacia, objetivos que hemos acariciado un siglo.
Y le toca a la legión de feministas de la sociedad elegir esos objetivos y ponerlos al frente, para volverlos comunes a todas las mujeres y volverlos reclamos ante las mujeres políticas.
Se dice fácil, y debiera no ser complicado.
¿Cómo elegir esos dos o tres objetivos comunes?
Supongo que las organizaciones feministas podrían convocar a una encuesta nacional por redes.
Y supongo que esos dos o tres objetivos podrían ser presentados a las mujeres de la política el próximo 8 de marzo en cada zócalo de cada ciudad.
Tampoco es tan misterioso qué queremos en común las mujeres.
Treinta años de la Cuarta Ola feminista han venido consensuando los objetivos más deseables por ser los más urgentes.
De cierto, en mi particular opinión, podríamos avocarnos a un solo reclamo, el más urgente.
—Que a las mujeres nos dejen de chingar.
Perdón por el cabroñol, pero la frase que Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán y hoy diputada de MC, dijo la semana pasada en el Congreso, es insuperable.
Dicho en español neutro: que se nos deje de violentar.
Y dicho en español de columna de análisis político: que se abatan dramáticamente las violencias contra las mujeres, que van desde el acoso hasta el feminicidio, pasando por las violaciones.
Supongamos que ese es el reclamo que surge de una encuesta nacional. ¿Podrían las mujeres políticas, con la Presidenta a la cabeza, implementar un método nacional para lograrlo, involucrando los recursos del Estado?
Las policías y el ejército, las juezas, las trabajadoras sociales.
Me parece que sí.
¿Y podrían las feministas del relato (en este caso las periodistas) llevar la cuenta de los números de esta lucha nacional y publicarlos cada semana?
Me parece que también.
De hecho, me parece que de forma desorganizada y sin un relato que lo nombre, y así lo empodere y articule, ese esfuerzo nacional femenino contra la violencia ya sucede hoy en México.
Pero ese es para mí el reclamo principal. En una encuesta podría resultar otro. U otros.
Lo importante es el llamado a las mujeres a no dormirse o distraerse estos seis años. No sabemos si una oportunidad así se repetirá.
Solo sabemos por experiencia que el Poder que no se usa, se transfiere: otros lo aprovechan.
Mujeres de la sociedad civil; mujeres de la política; mujeres del relato:
acá dejo la idea.
Buen domingo feminista.

